Tras cuatro largos años de negociaciones, la propuesta para crear una zona libre de armas nucleares en el convulsionado Oriente Medio sigue en el limbo, y tal vez nunca levante vuelo.
Pero el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, un defensor incansable del desarme nuclear, está decidido a resucitarla.
El 29 de agosto se conmemoró el quinto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares. En aquella fecha de 1991, Kazajstán ejecutó el histórico cierre voluntario del centro de pruebas nucleares de Semipalatinsk, el segundo más grande del mundo.
Kazajstán, cuya independencia se concretó en diciembre de ese año, también renunció voluntariamente al cuarto mayor arsenal nuclear del mundo, con más de 110 misiles balísticos y 1.200 ojivas nucleares con la capacidad de llegar a cualquier punto del planeta.
Han pasado ya 69 años, pero el recuerdo se mantiene fresco entre los 190.000 sobrevivientes y sus descendientes. Pasaron ya 69 años, y aún no se recibió una disculpa formal. Pasaron ya 69 años, y la probabilidad de que ocurra de nuevo sigue siendo una realidad aterradora.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Javad Zarif, revela por primera vez, que su gobierno propuso un plan que garantizaría que ninguna reserva de uranio poco enriquecido del programa nuclear de su país tenga la capacidad de desarrollarse con fines bélicos. Zarif nos habló del plan iraní, presentado en mayo en las reuniones con los países del P5+1 (integrado por China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, más Alemania), celebradas en Viena, que excluye el enriquecimiento con fines bélicos.
Cuando cumple dos semanas el escándalo por la negativa de Washington a conceder el visado a un embajador iraní ante la ONU, se acusa a la Oficina de Asuntos Legales del foro mundial de actuar con la velocidad de un caracol paralítico, con el único fin de ganar tiempo y seguir ignorando el asunto.
Pero el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, rechaza la crítica y señala que el foro mundial debe analizar estos eventos de manera muy diferente.
Nueva York, (IPS) - Si la psicosis es una pérdida de contacto con la realidad, el actual estado del desarme nuclear puede describirse como psicótico. Por un lado, la cuestión nuclear está empezando a despertar del letargo en el que estuvo durante varias décadas. Por el otro, el compromiso de los estados nucleares con un mundo sin armas atómicas se viola más de lo que se cumple.