El Parlamento Europeo ha dado el visto a una Directiva de Calidad de los Combustibles que no discrimina el consumo de los combustibles más sucios por lo que obstaculiza el objetivo para el que fue creada, la reducción de emisiones para 2020. Tras ocho años de retrasos, por las presiones ejercidas por Canadá, EEUU y las grandes petroleras, finalmente se aprueba un reglamento acorde a sus intereses. Los tratados comerciales con Norteamérica han pesado más que los compromisos climáticos de la UE, según Ecologistas en Acción.