Cincuenta años de Guerra Fría y el hecho que la canciller Angela Merkel creció en la entonces Alemania Oriental, posiblemente pueden explicar el curioso influjo político que Estados Unidos ejerce sobre Europa.
Después de una reunión bilateral entre Merkel y el presidente estadounidense, Barack Obama, durante la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) países más ricos, en la localidad alemana de Elmau, el 7 y el 8 de este mes, se supo que hubo una solución de compromiso.
Con el fin de que se oiga su voz en el debate sobre la migración en Europa, los solicitantes de asilo de Alemania han recorrido el país en autobús durante un mes con el lema de protesta «¡no se puede desalojar a un movimiento!».