El gobierno de Canadá no investiga ni hace que las poderosas empresas mineras de su país respondan por las violaciones de los derechos humanos que cometen en América Latina, han denunciado activistas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en esta capital. Denuncian asimismo que Ottawa no pone el sistema jurídico canadiense a disposición de las víctimas de estos abusos.
El examen al que se sometió la izquierda en las elecciones del domingo en Brasil y Uruguay arrojó resultados que demuestran que el anunciado reflujo de la ola progresista en el Cono Sur latinoamericano resulta, por ahora, errado. La presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, se impuso con 51,64 por ciento de los votos a su adversario Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña, que logró 48,36 por ciento.
Por Anna Ayuso, Roberto Ortiz de Zárate, Sílvia Serrano y Santiago Villar (CIDOB)
El 5 de octubre los brasileños vuelven a las urnas para elegir a su presidente. Unas elecciones que llegan tras superar una etapa política convulsa a causa de las protestas ciudadanas en favor de mejoras sociales que comenzaron en julio de 2013 y continuaron en los días previos al mundial de fútbol en junio de 2014, que provocaron el descenso en picado de la popularidad de la actual presidenta Dilma Roussef. La desaceleración economía y el auge de la candidata de la oposición, Marina Silva, han supuesto una sacudida para los comicios presidenciales.
El 1 de octubre del año 2000 entró en vigor el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, entre la Comunidad Europea y los Estados Unidos Mexicanos también conocido como Acuerdo Global. 14 años después vale la pena recordar que este instrumento internacional fue el más ambicioso suscrito hasta entonces por la Unión Europea, además de ser el primero con algún país de América Latina. Para México, representó y representa el acuerdo más completo y profundo celebrado en el ámbito comercial.
América Latina es la región del mundo donde los gobiernos más decididamente han apoyado a la causa de Gaza ante la metralla de Israel, retirando algunos embajadores de Tel Aviv y con duros pronunciamientos de varios presidentes contra los ataques al pueblo palestino. Pero paradójicamente, dicen algunos especialistas, esa solidaridad les priva de jugar un papel determinante en la búsqueda internacional de contener, reducir o solventar el conflicto.