Immerath, a unos 90 kilómetros de la ciudad alemana de Colonia, se ha convertido en un pueblo fantasma. La campana de la iglesia local ya no tañe ni se ven niños en bicicleta por sus calles. Sus antiguos residentes se han llevado, incluso, a sus muertos del cementerio.
Cuando la canciller de Alemania, Angela Merkel, defendió la política de inmigración de su gobierno y anunció que su país recibirá un millón de refugiados, en su mayoría de Siria, miembros de su partido, la Unión Demócrata Cristiana, la aplaudieron de pie durante nueve minutos.
El actual escándalo en torno a Volkswagen (VW) y los demás fabricantes de coches que presuntamente han manipulado las emisiones de gases contaminantes en sus vehículos no tendría que haber supuesto un choque tan grande para la prensa y el público. VW no es, ni de lejos, la única compañía alemana involucrada en fraude y asuntos dudosos.
«La salida de Alemania del euro solucionaría el problema financiero en la Eurozona».
Estas palabras de Tim Worstall, académico asociado senior del Instituto Adam Smith le han dado la vuelta a la tortilla en lo relativo al debate sobre la moneda única. Mientras todos los líderes europeos afirman que la salida de algún estado miembro del euro supondría su debacle financiera y la desestabilización de la UE, a juicio de Worstall, Alemania debería ser la que abandonara la moneda única.La larga saga sobre Grecia aparentemente acabó: las instituciones europeas concedieron a Atenas un tercer rescate de 86.000 millones de euros que, junto con los dos anteriores, suma 240.000 millones de euros.
No cabe duda de que la gran mayoría de los ciudadanos europeos están convencidos de que este es un ejemplo de solidaridad y que, si Grecia no es ahora capaz de caminar por sus propios pies, la responsabilidad cabe exclusivamente a los ciudadanos griegos y a su gobierno.
Cabe preguntarse si los problemas de Grecia destruirán la unión monetaria europea o revelarán la forma en que puede salvarse. El último y polémico acuerdo de rescate (que algunos compararon con el Tratado de Versalles de 1919, en el que Grecia ocuparía el lugar de la Alemania de entonces) es el último giro de la saga existencial de la eurozona.
El Consejo de Expertos Económicos del gobierno alemán presentó el 27 de julio un informe a la canciller Angela Merkel, con una serie de recomendaciones sobre cómo un país débil puede salir de la zona euro. El informe propone básicamente fortalecer la Unión Monetaria Europea.