Unos 190 países se reúnen a partir de este lunes en Varsovia convocados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en laCOP19, para dar inicio a la recta final de negociaciones sobre el clima que debe concluir en 2015 en París.
Ese año termina el protocolo de Kioto y si no se llega antes a un acuerdo la atmósfera se habrá convertido en una especie de barra libre a la que todos los países emitan gases más preocupados por el crecimiento de sus industrias que por permitir la vida en el planeta.
La temperatura ha aumentado 0,8ºC en un siglo y podrá seguir haciéndolo y llegar hasta cerca de los 5º antes de que finalice el siglo si no se realiza una urgente transición energética, como aconsejan los expertos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
En 2012 la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzó un récord. Un máximo sin precedentes según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) con sede en Ginebra, que advierte de que entre 1990 y 2012 se ha registrado un incremento del 32 % del forzamiento radiactivo, un baremo que mide el calentamiento global.
El secretario general de la OMM, Michel Jarraud, precisa que las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso han aumentado a niveles sin precedentes en los últimos 800.000 años y como consecuencia, «nuestro clima está cambiando, el tiempo es más extremo, los mantos de hielo y los glaciares se están fundiendo».
Para contener esa tendencia, Jarraud dice que hay que iniciar ya la reducción «de forma sustancial y sostenible» de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La UE ha liderado los esfuerzos para reducir las emisiones
La Unión Europea ha encabezado desde hace años los esfuerzos mundiales por combatir el cambio climático, se ha marcado límites por encima de mayores emisores pero no está dispuesta a ser la única. Los objetivos que se marcó para 2020 han sido un punto de referencia internacional y entre las energías alternativas y la recesión está a punto de cumplirlos.
Pero últimamente no está dispuesta a seguir ese camino en soledad. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha dicho que le preocupa el impacto que pueda tener en la competitividad si la Unión es la única que toma medidas. «Si no es más urgente (que la crisis económica), es más importante porque es una amenaza esencial para nuestro planeta. No deberíamos relajar nuestros esfuerzos. Para eso necesitamos un compromiso global. En Europa hemos sido líderes».
Y la comisaria de Acción contra el Clima, Connie Hedegaard hace tiempo que manifestó que la UE podría llegar a una reducción del 30 % de las emisiones pero no sola. Los otros grandes contaminantes deberán también hacer lo mismo.
En lugar de eso las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI) no paran de crecer. El carbón, el combustible fósil más contaminante, se habrá convertido en 2020 en la primera fuente energética de la economía mundial debido al consumo de los grandes países emergentes.
Aunque no hay que ir tan lejos, la economía de Polonia, en cuya capital se celebra esta conferencia, depende del carbón. Para el ministro polaco de Medioambiente, Marcin Korolec, los esfuerzos de la UE para emitir menos no son sino un estorbo. «Esta tendencia de algunos políticos europeos que destacan que la UE es un líder en mi opinión es contraproducente» ha dicho y, ha añadido que solo sirve para que otros sean inactivos.
Por su parte, Alemania, el mayor emisor de la UE, presiona para que se retrase la entrada en vigor de la reducción de emisiones de partículas de CO2 de los coches para que su industria automovilística no pierda dinero.
Una semana difícil
Como dice el jefe de la delegación del Parlamento Europeo, Matthias Groote, «será una semana difícil» en la que tendrán que convencer de que es necesario llegar a acuerdos por encima de lo que han previsto a los grandes contaminadores que han hecho propuestas raquíticas.
China somete sus recortes al crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB), que no cortará las emisiones aunque ralentizará su crecimiento.
Estados Unidos ha dicho que reducirá las emisiones de CO2 en un 17 por ciento para 2020 tomando como referencia 2005, es decir, solo un 3,5 por ciento menos que los niveles de 1990.
La pregunta es si ante unas expectativas tan escasas no ahorrarían más emisiones a la atmósfera si todos se quedaran en casa y celebraran la reunión por vídeo-conferencia.