Según el informe «Tendencias mundiales del Empleo 2013» que elabora la OIT, el número de desempleados en el mundo aumentó en 4,2 millones en 2012 llegando a 197 millones de personas, un 5,9 por ciento de la tasa de paro. Un cuarto de ese incremento ha tenido lugar en las economías desarrolladas y eso ha influido en otras regiones como Asia oriental, Asia Meridional y África subsahariana.
Para el director general de la OIT, Guy Ryder la incertidumbre en las perspectivas económicas, y las políticas inadecuadas con las que se ha abordado el problema, han debilitado la demanda y han frenado las inversiones y la contratación. «Esto ha prolongado la crisis del mercado laboral en varios países, reduciendo la creación de empleo y aumentando la duración del desempleo incluso en países que antes tenían tasas bajas de paro y mercados de trabajo dinámicos».
Ryder, continúa diciendo que muchos de los nuevos puestos de trabajo requieren competencias que no tienen las personas que buscan trabajo y que los gobiernos deberían hacer más esfuerzos para apoyar la puesta al día sobre todo de los jóvenes a los que estos desajustes están afectando de una manera especial.
Las perspectivas a medio plazo no son buenas
Las previsiones indican que la recuperación económica mundial no va a ser lo suficientemente fuerte para que el desempleo se pueda reducir a corto o a medio plazo. Se estima que el número de personas que buscarán trabajo en los próximos cinco años superará los 210 millones.
Los jóvenes son los que más preocupan, cada vez se alarga más el tiempo que están sin empleo. Un 35 por ciento de los que viven en las economías avanzadas han estado parados durante seis meses o más, la consecuencia es la pérdida de motivación y la retirada del mercado laboral. El problema es especialmente grave en Europa, donde en algunos países como España, supera el 50 por ciento.
Ryder señala que los responsables políticos deben encontrar una respuesta coordinada «La naturaleza global de esta crisis hace que los países no puedan resolver su impacto de forma individual y solo con medidas internas» y añade que el paro «no disminuirá si los países conciben soluciones contradictorias».
Advierte del riesgo de una generación de jóvenes en los países desarrollados marcada por una peligrosa mezcla de alto desempleo, creciente inactividad y trabajo precario, y de un aumento de trabajadores pobres en los países en desarrollo.
Trabajadores de clase media
El informe de la OIT habla del aumento en el número de trabajadores de clase media. Para 2017 habrá 317 millones más, mientras que unos 1.500 millones seguirán siendo pobres o casi pobres.
El 42 por ciento del total de los trabajadores de los países en desarrollo pertenecen a la «clase media», viven con más de 4 dólares por persona al día. El incremento ha sido especialmente notable en Asia Oriental.
Steven Kapsos, uno de los autores del informe señala que «con el tiempo, esta clase media emergente podría dar el impulso tan necesario para el crecimiento mundial incentivando el consumo, especialmente en las regiones más pobres del mundo». Los trabajadores pertenecientes a la clase media invierten más en salud y educación, eso les permite tener una vida más saludable y productiva que lleva a un desarrollo económico más rápido, explica Kapsos.
El número de los trabajadores pobres disminuye, pero aumentan los que están en el umbral de la pobreza
Cada vez son menos los que viven en la pobreza extrema, con menos de 1,25 dólares al día, sin embargo otros a los que el informe llama «casi pobres», aquellos que no tienen cobertura de seguridad social, y que en caso de crisis económica volverían a caer en la pobreza han aumentado en 142 millones en la última década. En total son 661 millones de personas. En Asia Meridional el 92 por ciento de los trabajadores pertenece a este grupo, en África Subsahariana el 86 por ciento.