La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha anunciado que América Latina crecerá un 3,2 por ciento este año y un 4 por ciento en 2013. Aunque el mexicano Ángel Gurría, secretario general de esa organización, ha dicho que pese al continuo crecimiento del PIB en la región, las perspectivas económicas «están sujetas a incertidumbre y la volatilidad externa». A largo plazo presenta importantes desafíos como «la reducción de la demanda interna y la exportación de los recursos naturales». Otro aspecto negativo para la economía latinoamericana es que la recaudación tributaria sigue siendo excesivamente baja.
El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, ha dicho que «América Latina ofrece una oportunidad enorme para España. Tenemos el idioma, tenemos la cultura, y hace muchos años que hemos invertido allí». La cumbre se celebra en Cádiz, una ciudad que vivió importantes momentos de progreso y riqueza durante los siglos de dominación española en América.
La figura más importante de esta reunión es sin duda, Dilma Roussef, la presidenta de Brasil, la potencia económica más importante presente en la cumbre. España y Portugal se aferran al dinamismo de ese país como tabla de salvación. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, explicaba esta semana en la revista carioca Época Negocios, que quería «más Brasil en España y más España en Brasil». España es el segundo inversor en el gigante latinoamericano. Los países ibéricos esperan sacar tajada de las grandes inversiones en infraestructuras que se realizan en ese país con motivo de la celebración de la Copa del Mundo en 2014 y de las Olimpiadas en 2016.
Para Dilma Roussef es el momento de "mostrar solidaridad y la importancia de la asociación con Portugal y España", en el que la presidenta brasileña defenderá sus políticas de "menos ajuste y más inducción al uso y la creación de trabajo". En el encuentro bilateral que mantendrán Roussef y Rajoy, hablarán sobre un acuerdo de inmigración, actualmente en estudio, que posibilite la recepción de profesionales españoles en ese país, por períodos cortos de tiempo y en áreas específicas como ingeniería e innovación en las que falta mano de obra en Brasil.
En el ámbito empresarial, las principales compañías españolas como Telefónica o el Banco de Santander dependen de sus operaciones en América Latina y especialmente en Brasil. Igual que ocurre con los grandes ausentes de esta cumbre, Argentina y Venezuela, con importantes negocios en el mercado del petróleo y que han mantenido serios enfrentamientos con el gobierno español. Muchas empresas han podido salvar sus balances contables estos últimos años por los buenos resultados económicos obtenidos en Latinoamérica. Indra reconocía este viernes que una cuarta parte de sus ingresos provienen de esa región.
Con un mercado de casi 600 millones de personas, las pequeñas y medianas empresas españolas y portuguesas también buscan ese mercado. Durante la cumbre se ha presentado el VI Informe de Perspectivas Económicas de América Latina 2013, y los dirigentes iberoamericanos han hecho un llamamiento para promover la internacionalización y financiación de las pymes en el continente americano. Estas empresas representan el 99 por ciento del total y dan empleo a un 67 por ciento de la población laboral. Angel Gurría, ha dicho que a pesar de ese volumen, los niveles de productividad de las pymes es muy bajo.
La exportación es uno de los pilares más débiles. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas, ha enfatizado la necesidad de un cambio estructural empresarial, detallando que de las 114.000 empresas exportadoras de América Latina, veinte exportan más del 40 por ciento, lo que produce una «gran concentración de empresas transnacionales». Bárcena ha instado a los bancos españoles a financiar este tipo de empresas. «España tiene que ayudarnos aquí», ha manifestado en el foro empresarial que se ha celebrado paralelamente a la Cumbre Iberoamericana.
Portugal también está interesada en atraer inversión brasileña para las privatizaciones que el gobierno luso se ha visto obligado a llevar a cabo para sacar adelante su plan de rescate de la zona euro. Y eso que el año pasado rechazó vender una participación de Energías de Portugal (EDP) a la empresa brasileña Eletrobras, concediéndosela a los chinos. El consorcio Odinsa, formado por empresas colombianas, argentinas y brasileñas, compite por hacerse con ANA, el operador de aeropuertos portugués que está en proceso de privatización. Esta semana en Lisboa, el dueño de la compañía Avianca, German Efromovich, ratificó su interés por la adquisición de la aerolínea lusa TAP, sujeta a un proceso de privatización que se cierra el 7 de diciembre. El magnate colombiano viajaba en la comitiva del presidente de ese país, Juan Manuel Santos durante su visita a Portugal. El primer ministro, Pedro Passos Coelho, se mostró favorable a la entrada de capital colombiano en su país. Efromovich es un ejemplo de los grandes empresarios latinoamericanos. El directivo colombiano, de raíces polacas, nació en Bolivia, se crió en Chile y tiene múltiples negocios en el mercado petrolero de Brasil.
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