«Una sociedad desigual, empobrecida y desafecta, aunque no pasiva; una política superada por las circunstancias, impotente y, a la vez, seriamente dañada por la corrupción y un deterioro institucional que ha afectado a la práctica totalidad de las instituciones, desde el Gobierno hasta la Monarquía». Así describe Belén Barreiro, directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, el estado de salud de la democracia española –sus «tres heridas sin curar»- en la introducción del VIII Informe sobre la Democracia en España, titulado Democracia sin política y que se ha presentado al público en un acto en el que también intervinieron Felipe González (expresidente del Gobierno), Pere Portabella (presidente de la Fundación Alternativas)y Joaquín Estefanía (coordinador del Informe sobre la Democracia en España - IDE 2014).
Coordinada una edición más por el periodista Joaquín Estefanía, esta auditoría anual, reflejada en una encuesta a más de 300 políticos, politólogos, sociólogos y economistas, otorga a la democracia española una nota media de 5,2, valoración similar a la del IDE 2013. Los expertos encuestados detectan, sin embargo, nuevos problemas, como el deterioro del derecho a una sanidad de calidad, la pérdida de derechos de los trabajadores o el agravamiento de la corrupción, entre otros.
A lo largo de 251 páginas, Democracia sin política describe el estado de instituciones, grupos políticos y sociales y la reacción de todos estos ante una situación de crisis sin precedentes en la historia reciente del país. «El IDE ha pasado de plasmar la crispación a la desafección y de esta a la democracia sin política», según palabras del coordinador del Informe.
Este 5,2 de nota media es analizado al detalle por los 12 expertos (Modesto Escobar Mercado, Joaquín Estefanía, Soledad Gallego Díaz, Braulio Gómez Fortes, Olga Salido, Julio Seguro, José Ignacio Torreblanca, Ignacio Urquizu y Xavier Vidal-Folch) en los capítulos Democracia sin política; Rajoy año II: Ganando tiempo; ¿Quién se opone al Gobierno?; Unión Europea: la brecha democrática se amplía; La Monarquía endeble; El debate económico y las alternativas; La corrupción en un país sin corrupción sistemática; El impacto social de la crisis: desigualdad y polarización; Cataluña ante el espejo escocés; y, la sexta medición de la democracia en España, titulada En dirección contraria a una democracia ejemplar, desarrollada de acuerdo al marco normativo de Democracy Audit , que concibe la democracia de una manera multidimensional, en función de más de 300 parámetros.
La democracia española aprueba porque todavía hay elecciones limpias y estabilidad gubernamental, pero sigue mal. Lo dicen los ciudadanos, lo miden los datos objetivos y lo opinan los expertos. No solo no se perciben ninguna mejoría en los principales atributos asociados a una democracia de calidad, sino que desde las elecciones generales de noviembre de 2011 han aparecido nuevos déficits como la pérdida de inclusividad de la democracia en nuestro país, la falta de transparencia en la rendición de cuentas de la acción del Gobierno o la entrega de los principales medios de comunicación a la acción del Ejecutivo.
Urnas rotas pero movilizadas
«La ruptura progresiva entre la ciudadanía y la élite tiene dos causas fundamentales», según Belén Barreiro, durante la presentación del Informe. «Por un lado están los ciudadanos que no se sienten representados en un sistema democrático que les ignora; así, la sociedad percibe que el camino que se está tomando no es hacia la igualdad y que no se está contando con ellos en las decisiones que de verdad importan. Asegura que «además, se está produciendo un deterioro de la política debido a crisis institucionales específicas». Estás crisis serían por ejemplo la de la Monarquía o la propia corrupción de los cargos públicos y la percepción que se tiene de ella. Sin embargo, frente a esto, «lejos de volverse apática, la gente ha buscado respuestas por sí misma. Rompe el vínculo con las élites y se vuelve solidaria y activa». Esto se demuestra en que las encuestas reflejan que los españoles tienen más interés por la política, hablan más de estos temas, consumen más información o asisten a más manifestaciones.
Pere Portabella, presidente de la Fundación Alternativas, vincula la desafección ciudadana y la crisis del bipartidismo –«que ya se detectaba tiempo atrás»- al ascenso de nuevos partidos como Podemos, «que utilizan códigos distintos, no son utópicos, quieren estar ya presentes y hacer política». Novedades políticas que Javier Gómez Agüero, administrador civil del Estado y coautor del IDE, pone en cuarentena al señalar que «hay que hacer las alternativas».
Electores huérfanos
Existe una desorientación a la hora de votar y una desconfianza con el sistema político. Un alto porcentaje de ciudadanos está «huérfanos de referentes» electorales. No saben a quién votar, votan nulo, blanco o se abstienen. «Tradicionalmente es un 30% de la población», recuerda Belén Barreiro mientras que el porcentaje actual alcanza el 55%. «Podemos puede haber conectado con esa mayoría social que está huérfana de un partido», añade Ignacio Urquizu, profesor de Sociología en la Universidad Complutense y colaborador de la Fundación Alternativas, opinión que contrasta con la visión del expresidente de Gobierno Felipe González para quien «no hay ningún régimen democrático avanzado que no tenga élites políticas. El problema es la ausencia de referentes».
Caída del bipartidismo
Ignacio Urquizu apunta que «en España el bipartidismo está sufriendo la caída ahora, y en otros lugares ya pasó hace tiempo». Tal es así que, según aparece en el Informe, la próxima legislatura puede dar pie a un gobierno formado por tres o cuatro partidos. Urquizu achaca los malos resultados del PSOE a «tres límites» que tiene la formación de Alfredo Pérez Rubalcaba. El primero es «la crisis global de la socialdemocracia», el segundo es «la crisis de liderazgo en el partido que sale de un congreso muy fraccionado», en el que Rubalcaba solo sacó 20 votos más que Carme Chacón. El tercer límite del PSOE, según el sociólogo, han sido los casos de corrupción, que le han impedido «denunciar las tropelías del PP».
España en Europa
El informe aporta una visión rigurosa de la relación de España con Europa -una Europa, cuya centralización del poder económico está sin democratizar-, de la acción de un gobierno superado por las circunstancias, de los partidos en la oposición, de la protesta social, de las decisiones económicas en el contexto de la crisis, de las reformas necesarias, de la creciente desigualdad social, de la corrupción y de las crisis institucionales, como la que salpica a la Monarquía o la estructura territorial del Estado.
Más desigualdad
La valoración de la democracia ha continuado haciéndose más negativa año tras año a ojos de los ciudadanos españoles. España camina en dirección contraria a una «democracia ejemplar», un binomio de palabras con el que el Partido Popular tituló, paradójicamente, una de las secciones de su programa electoral de 2011.
De los análisis realizados, se obtiene una conclusión: la crisis no está distribuyendo su impacto de manera igualitaria en el conjunto de la población. Es una crisis del empleo, con una incidencia y virulencia sin precedentes, afecta de manera muy particular a los varones y a los jóvenes. Sus efectos están siendo devastadores para las economías domésticas de los españoles, pero se están produciendo también al mismo tiempo importantes cambios en la estructura social que apuntan hacia una mayor polarización social y un reajuste de los equilibrios de poder entre los distintos grupos sociales e, incluso, constelaciones de países.
«El modelo español redistribuye de manera muy desigual cuando economía crece y más desigual aún en el ajuste», reconoce Felipe González. El Gobierno de Mariano Rajoy, el más impopular de la democracia según se desprende del estudio, planteó 2013 como un año de sacrificios para asentar la recuperación económica. Sin embargo, la evolución del mercado de trabajo no está siendo particularmente positiva cuando el Gobierno ha apostado firmemente por una rápida reducción del déficit y la reforma laboral, que no ha disminuido la tasa de temporalidad.
El estudio también ahonda en el progresivo desapego de la Monarquía española, que no se ha traducido a favor de la República. La monarquía sigue teniendo el apoyo por la mayoría de los partidos políticos parlamentarios. Ni Cataluña es Escocia, ni España es el Reino Unido. Es la conclusión de un Informe donde se critica que el gobierno de la Generalitat de Catalunya ha desviado las protestas hacia el 'España nos roba'. Belén Barreiro, directora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, concluye que «la solución es siempre más democracia».