España gasta más de 60.000 millones de euros al año, el 4 por ciento del producto interior bruto (PIB), en combustibles fósiles que compra en África, Asia o en otros lugares. Es urgente una reforma energética que corte ese chorro de dinero que sale y que posibilite la creación de puestos de trabajo.
Para España es fundamental comenzar a frenar el déficit tarifario, que no hace más que crecer y emprender una reforma energética que sea clara y sencilla para tranquilizar y animar a los inversores que ahora están desorientados y «preocupadísimos» y no se atreven a invertir a largo plazo, ha dicho la comisaria Hedegaard.
También es importante una reforma del régimen de subvenciones español que es muy grande y fragmentado. En cuanto a la bajada de las ayudas a las renovables, ha señalado que Europa puede hacer mucho en ese sentido por medio de los fondos estructurales y con la construcción de las redes de transporte.
Se ha referido al gran número de puestos de trabajo que puede crear la normativa de eficiencia energética tanto en la construcción de nuevos edificios como en la adaptación de los ya existentes.
En cuanto a los objetivos europeos en materia de clima y energía, Hedegaard ha señalado que un 40 por ciento de reducción de emisiónes de gases de efecto invernadero y el aumento de un 27 por ciento como mínimo de energías renovables es muy ambicioso aunque no sea vinculante más que para la UE en su conjunto. Confía en que esa flexibilidad permita a los Estados miembros adoptar sus propias políticas energéticas.
Por lo que respecta al fracking, Connie Hedegard, ha dicho que la Comisión se va a limitar por ahora a señalar unas líneas que los Estados miembros deberán respetar a la hora de dar permisos para la extracción del gas de esquisto.
Se ha referido a la experiencia de Estados Unidos con la contaminación del agua por la combinación de productos químicos que utilizan para extraer el gas y que han mantenido en secreto. En la Unión Europea no será así, ha dicho, todo debe ser transparente y habrá revisiones.