El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha explicado a sus colegas de la eurozona que «las circunstancias que llevaron a poner la cifra en el 4,4 % (de déficit público) ya no son las vigentes en este momento». Ni el déficit del año pasado fue el comprometido ni las previsiones económicas ahora apuntan cifras de crecimiento para este año, sino recesión.
De Guindos asegura que en la reunión del Eurogrupo no se ha hablado de cifras, sino de políticas y principios y que el resto de ministros de la eurozona han valorado las reformas estructurales emprendidas en España. Sin embargo, nadie se atreve a respaldar una flexibilización en los plazos de cumplimientos de déficit.
Solo Holanda apunta en esa dirección porque está en una situación de previsión de incumplimiento como la española. Sin embargo, algunos países ya se han opuesto tajantemente a suavizar las reglas de estabilidad. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt ya ha ha dicho que «la flexibilidad no puede aceptarse y nadie lo hara», temiendo que ceder ante las pretensiones españolas abra la puerta «a otros países que también tienen duros deberes». El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, ha afirmado que no ve «ninguna buena razón para cambiar lo pactado... las reglas son comunes para todos».
De Guindos ha avanzado que «en mayor tendremos la decisión final al respecto», una vez que la Comisión Europea conozca las cifras españolas del déficit en detalle y las previsiones del gobierno en los presupuestos generales del Estado, que presentará en marzo.
Este viernes, el Consejo de ministros tiene previsto aprobar el cuadro macroeconómico y el techo de gasto y habrá que ver qué cifra de déficit se contempla. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha garantizado a los líderes europeos un cumplimiento estricto de las reglas del Pacto de Estabilidad, que toleran un déficit máximo del 3% del PIB. Sin embargo, el gobierno confía en que, sin renunciar a ese objetivo previsto para 2013, se encuentre la fórmula para salvar la situación este año.