La noche del martes en Bruselas ha sido larga y ha dado para mucho. Los ministros de Economía han nombrado para los próximos ocho años al luxemburgués Yves Mersch, consejero del Banco Central Europeo (BCE) en sustitución del español González Páramo que en mayo terminaba su mandato.
Ese nombramiento da al traste con un pacto no escrito por el que las cuatro mayores economías de la eurozona ocupaban cuatro de los seis puestos en el Consejo del banco europeo. En los otros dos rotaban las restantes 13 economías del euro.
España aspiraba a ocupar el sillón por tercera vez, desde que en 1998 ocupara el cargo Domingo Solans. El candidato español era Antonio Sáinz de Vicuña, pero los Estados del norte no estaban dispuestos a más nombramientos de las economías del sur, con el italiano Mario Draghi como presidente y el portugués Vítor Constancio como vicepresidente parece que han cubierto el cupo. Además Luxemburgo es AAA para las agencias de rating.
Los otros consejeros son el belga Peter Praet, que ocupa el puesto desde junio de 2011 y desde enero el alemán Jörg Asmussen, ex número dos del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. El nombramiento de Mersch ha estado condicionado a la prolongación como presidente del eurogrupo del también luxemburgués Jean-Claude Juncker, que seguirá en su puesto hasta finales de año.
España tampoco ha conseguido la dirección del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) para la que postulaba a Belén Romana García, que fue directora general del Tesoro en el último Gobierno de José María Aznar. El alemán Klaus Regling, director del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), será nombrado para ese cargo.