El informe, que se publica cada año desde 1995, ofrece un ránking global basado en entrevistas y sondeos sobre los niveles percibidos de corrupción en el sector público de 177 países y, con cada nueva edición, destaca que «el abuso de poder, los acuerdos clandestinos y el soborno continúan devastando a sociedades en todo el mundo», como asegura en un comunicado IT.
En el informe de 2013, más de dos tercios de los países incluidos han obtenido una puntuación inferior a 50, en una escala de entre 0 (percepción de altos niveles de corrupción) y 100 (percepción de muy bajos niveles de corrupción). Para Huguette Labelle, presidenta de Transparencia Internacional, «el Índice de Percepción de la Corrupción demuestra que todos los países se enfrentan todavía a la amenaza de corrupción en todos los niveles de gobierno, desde el otorgamiento de permisos locales hasta la implementación de normas y reglamentaciones».
Para IT, los resultados de este informe «dibujan un escenario preocupante» y destacan que «más de dos tercios de los 177 países» estudiados suspende en transparencia.
La edición de 2013 muestra que Somalia, Corea del Norte y Afganistán son, un año más, los países percibidos como los más corruptos del mundo, con 8 puntos cada uno, y Dinamarca y Nueva Zelanda como los más transparentes con 91 puntos.
«Los países en el extremo superior del índice muestran claramente que la transparencia contribuye a la rendición de cuentas y puede frenar la corrupción», ha destacado Labelle. «No obstante, estos países de mejor desempeño enfrentan desafíos en aspectos como captura del estado, financiamiento de campañas y la supervisión de grandes contratos públicos, que continúan representando importantes riesgos de corrupción».
En la parte inferior de la tabla ha caído España, que retrocede seis puntos con respecto al año pasado y pasa de 65 puntos a 59, por debajo de Chipre y Portugal y por encima de Lituania y Eslovenia, lejos de los países que abren la clasificación.
«Italia y Grecia han creado en el último año leyes y sistemas anticorrupción fuertes y modernos y eso ha mandado un mensaje positivo. En cambio, en España se ha sucedido escándalo tras escándalo», ha explicado a la agencia EFE Alejandro Salas, responsable para América de Transparencia Internacional.
De la Unión Europea, Grecia es la nación donde se percibe un mayor índice de corrupción, pese a que ha mejorado en la escala del puesto 94 al 80. Estados Unidos se mantiene en el puesto 19 y Rusia incluso ha mejorado en el último año, pasando del puesto 133 al 127.
Desconfianza en el sistema legal español
España es, tras Siria, el país que más ha aumentado su percepción de la corrupción pasando de 65 puntos a 59 puntos y pasando de ocupar el puesto 30 entre los 177 países analizados al puesto 40 en el ranking global.
Un descenso que rompe el ciclo de mejora y estabilidad que había experimentado España desde 2009, con una puntuación media de 6´1 sobre 10 hasta 2012 con 6´5 sobre 10. Este año, España ha obtenido la puntuación más baja de los últimos 15 años.
Los medios de comunicación, los numerosos casos de corrupción política desvelados, la sensación de impunidad de los corruptos, la lentitud de las acciones penales en esos casos, han provocado la caída de la confianza en el sistema legal y en las instituciones y la subida en el índice de percepción de la corrupción.
Según Transparencia Internacional «la corrupción en el sector público sigue siendo uno de los mayores desafíos a nivel mundial, especialmente en áreas como los partidos políticos, la policía y los sistemas judiciales. Las instituciones públicas deben tener mayor apertura con respecto al trabajo que desarrollan, y los funcionarios deben ser más transparentes en sus decisiones».
Para esta ONG, la recientemente aprobada nueva Ley de Transparencia española es «débil», carece de «claros castigos» para los infractores, deja mucho margen a la «discrecionalidad» de los funcionarios y no reconoce el derecho a la información de los ciudadanos.
«Es hora de detener a quienes cometen actos de corrupción impunemente. Los vacíos legales y la falta de voluntad política de los gobiernos facilitan la corrupción tanto interna como transnacional, y exigen redoblar nuestros esfuerzos para combatir la impunidad de los corruptos», ha subrayado la presidenta de Transparencia Internacional.