«España e Italia están más unidas que nunca», ha dicho Mariano Rajoy. Intereses comunes y acción coordinada ante Bruselas y los 27 es lo que sale de la cuarta cumbre hispanoitaliana de este año, en la que estaban puestos los ojos de los inversores. Sigue pendiente en ambos países la decisión de pedir un rescate blando a Europa, como condición previa para que el Banco Central Europeo compre bonos soberanos del o de los beneficiarios.
Pero no ha habido sorpresas, Mario Monti espera que su colega español dé el paso y Rajoy espera, a su vez, a considerar que es absolutamente necesario. Sin embargo, «no es imprescindible en este momento», ha dicho el presidente del gobierno español en la rueda de prensa posterior a la reunión.
Con las primas de riesgo relativamente contenidas, Madrid y Roma se niegan a pasar por la humillación de ser rescatados por la UE y esperan acontecimientos, aunque la incertidumbre siga pesando en los mercados. «La superación de la crisis pasa por profundizar en la integración europea», ha señalado Rajoy. En el fondo de esa frase están las reticencias alemanas a acelerar la puesta en marcha de un supervisor bancario que facilite el acceso a la ayuda financiera europea.
Y, de nuevo, Alemania ha aparecido en el polo opuesto a los objetivos hispanoitalianos. Ante la propuesta de Berlín de crear un superministerio europeo que controle los presupuestos de los países miembros y su desviación del déficit, hoy se materializado el no contundente de ambos mandatarios. El primer ministro italiano considera que eso sería la demostración de que «los instrumentos actuales no funcionan. A cambio, Rajoy plantea que se redefina el futuro europeo «de forma similar a los compromisos que dieron lugar al euro».