La entrada en servicio del tramo de alta velocidad entre Barcelona y Figueras representa la culminación de un proyecto que ha contado con una importante implicación de la Unión Europea. Esta línea que une Sevilla-Madrid-Barcelona-Frontera francesa, forma parta de la red principal de transportes de la UE para la que se han recibido unos 3.500 millones de euros del fondo europeo de Cohesión.
Este fondo ha financiado el 72 por ciento del tramo Madrid-Barcelona y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha participado en la financiación del proyecto con un crédito de 2.200 millones de euros. La Comisión Europea, que ha estado representada en la inauguración por la jefa del gabinete del vicepresidente Kallas -Désirée Oen- ha celebrado la entrada en servicio de la línea que supone la última etapa de la conexión con Europa en alta velocidad. La capital catalana está ahora a menos de una hora de la frontera (actualmente ese tramo se recorría en 3,30 horas).
Esta infraestructura mejorará considerablemente el tráfico ferroviario tanto de pasajeros como de mercancías, enlazando las dos principales líneas de alta velocidad europea Madrid, Barcelona, Lyon y París, asi como los puertos del Mediterráneo (Valencia, Tarragona, Barcelona y Marsella).
La UE también financia el by-pass en las proximidades de Nimes y Montpellier, que ha de estar operativo en 2016, que conectará con el que unirá Lyon y Turín, en Italia. El arco mediterráneo entre Valencia y Lyon está previsto que esté operativo en 2020. En ese momento la duración de un viaje entre Barcelona y París, será de 4,30h. (en lugar de las 8 horas actuales) y Barcelona Lyon en 2h y 40 minutos.
Con el nuevo tramo inaugurado España se convierte en el segundo país del mundo, después de China, en tener más kilómetros de alta velocidad. Actualmente hay unos 3.000 kilómetros, que han supuesto una inversión de más de 45.000 millones de euros. La primera línea AVE en España se construyó entre Madrid y Sevilla, en 1992. 20 años más tarde la capital andaluza queda unida a Europa.
La UE cree que no deberían contruirse más kilómetros de este tipo de infraestructuras ya que de las 13 que hay en España las que más viajeros tienen son Madrid-Barcelona (2,4 millones de pasajeros) y Madrid-Sevilla (2,1). Para Bruselas no deben construirse líneas que no tengan más de 6 millones de usuarios al año, ya que un número menor hace imposible amortizar el alto coste de estas infraestructuras.