España confirma una vez más su posición como país de extremos dentro del continente europeo. Se sitúa a la cabeza en número de titulados universitarios, y también en tasas de desempleo. Es uno de los países líderes en trasplantes de órganos, y se puede quedar a la cola en investigación. Es una de las grandes potencias en turismo y, ahora también, en economía sumergida.
Según un reciente estudio titulado «El Tax Gap en España», realizado por el inspector de Hacienda Domingo Carbajo y el catedrático de economía aplicada de la universidad Autónoma de Madrid, Santos Ruesga, el fraude en España se sitúa en una media del 28 % del PIB. Esto significa hasta 10 puntos más que la media de fraude en el viejo continente (15 %) e incluso varios puntos por encima del conjunto de los países del sur de Europa (25 %).
Durante la última década, cada año el fraude que se realiza a Hacienda en España sube una media del 6,3 %. La cruz en este caso también es para la recaudación fiscal, que debido a la proliferación de esta economía sumergida disminuye un 2,1 % solo durante este año y con tasas anuales del 3 % desde que empezara la crisis en 2007.
Otra de las conclusiones de este estudio indica que en España por cada punto porcentual de incremento de la economía sumergida, la recaudación fiscal disminuye 0,35 puntos porcentuales, habiendo disminuido entre 2003 y 2011 un 12,2 %. El estudio recalca la falta de políticas recaudatorias verdaderamente eficientes en el país y pone en evidencia las, a su juicio, contradictorias amnistías fiscales y el peso de la corrupción política.
Una de las propuestas de este estudio es eliminar los billetes de 200 y 500 euros. Al empezar la crisis sumaban por sí solos el 71,2 % del total del dinero en circulación, cifra que se ha disparado hasta el 76,7 % en la actualidad. En la eurozona estos billetes apenas representan el 36 % del dinero que se mueve, habiendo incluso bajado algunas décimas desde que comenzó la crisis, a diferencia de España.
El fomento de los pagos electrónicos es otra de las opciones que propone dicho estudio para intentar acabar con este problema. Y EEUU, destacan, es un buen ejemplo. En el país norteamericano los billetes superiores a 100 dólares apenas existen y los pagos en efectivo son la mitad de los que se efectúan, por ejemplo, en la eurozona lo que ayuda a que no se fomente este tipo de economía sumergida.
Más de 2 billones de euros
En términos generales, al finalizar el año la economía sumergida en la Unión Europea alcanzará un valor total aproximado de 195.600 millones de euros, una cifra sensiblemente inferior a la de 2012 con 201.300 millones de euros, según otro reciente estudio elaborado por la empresa Visa.
Según este, en el total de la UE la economía sumergida alcanza los 2,15 billones de euros y se concentra, sobre todo, en los sectores de la construcción, industria, comercio, restaurantes e inmobiliarias. Los expertos señalan que la economía sumergida consiste especialmente en trabajos y en ventas no declaradas.