El Tesoro Público español ha conseguido colocar 3.563 millones de euros en bonos a 10 años, pero ha tenido que pagar un interés del 7%, el más elevado desde 1997 y un 30% más de lo pagado en la última subasta.
La clase política española ha pedido casi unánimemente una intervención más decidida del Banco Central Europeo y los expertos consideran que la compra de deuda desde el organismo emisor es la única forma de garantizar los vencimientos de la deuda de países solventes.
El presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha exigido una respuesta inmediata a la Comisión Europea y al Consejo Europeo, «que para eso les hemos transferido poder; y al Banco Central Europeo, que para eso le hemos cedido gran parte de las competencias del Banco de España».
De hecho, la intervención del BCE ha hecho que se frene la presión sobre la deuda española a mediodía, pero lo que es insuficiente para España es innegociable para Alemania. La canciller Angela Merkel ha repetido este jueves que ni los eurobonos y la acción del Banco emisor son la solución para la eurozona, que debe tener carácter político.
También Zapatero se ha dirigido indirectamente a la posición de Alemania manejando los hilos de Europa. «No queremos que mande uno u otro gobierno, lo que queremos es que gobierne Europa», ha dicho el presidente del gobierno.
Francia, que también defiende la actuación del BCE frente a Alemania, ha visto confirmados sus temores y su prima de riesgo ha superado por primera vez en la historia los 200 euros. Además de Italia, donde la formación del nuevo gobierno no ha frenado la presión, otros países han visto cómo su deuda se disparaba también, como Austria o Bélgica.
El portavoz de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj,ha dicho que se trata de demostrar «la certeza de que las decisiones acordadas para estabilizar las finanzas se van a aplicar, tanto en la eurozona como a nivel nacional».
La vicepresidenta económica del gobierno, Elena Salgado, ha descartado que Españatenga que ser rescatada y ha mantenido que la sostenibilidad de la deuda española «está fuera de toda duda».