Los penaltis decidieron y la fortuna sonrió a los de Del Bosque
España sigue haciendo historia y elimina a Italia en los penaltis. Disputará la final de la Copa Confederaciones contra Brasil, en Maracaná.
Igualdad máxima, calor, espesura en el juego, humedad, toma y daca.. y a los penaltis, y en ellos...España, Navas lanza el séptimo, ya había fallado su séptimo penalti el italiano Bonucci, marca y clasifica a España para disputar la final de la Copa Confederaciones contra Brasil en Maracaná.
Partido tremendamente disputado; no precisamente vistoso. España estuvo por momentos, demasiados, irreconocible.
Ambos conjuntos tuvieron ocasiones para deshacer el empate a cero inicial. Sin embargo, el encuentro, que nadie manejo con claridad se desarrolló sin que ninguna portería recibiera entre sus mallas el balón, un gol. Hubo prórroga y en ella, ocasiones especialmente claras para España. En la segunda parte de la prórroga Piqué y por dos veces Navas lo tuvieron muy, muy claro para hacer el gol que evitara la lotería de los penaltis y que, finalmente, decidieron el encuentro.
¿Cualquiera pudo ganar? Sí; pero ya se sabe o eso dicen, la suerte siempre sonríe a los campeones; en este caso a los campeones del Mundo y de Europa, a España.
La primera parte del encuentro fue muy igualada, Italia replegada y España, lo cierto que mal atacando, sin posesión de balón claramente, nos hico creer en que la cosa iba a ser pan comido. Ni mucho menos. Gran equipo el italiano.
Se estiró el conjunto transalpino y hubo momentos, especialmente en el segundo tiempo en los que el equipo español se vio completamente acorralado y a merced de un rival que cayó -como ya ocurriera en el pasado- dejando patente una gran calidad en su juego y una sensación de que bien pudo ser él, el ganador de la contienda.
Iker Casillas, hizo paradas extraordinarias, una o dos de las que ya se cantan muchas veces como gol. Iniesta fue de nuevo un Zinedin Zidane, de nuevo un auténtico crack.
No desmereció, en cualquier caso, ninguno de los jugadores que saltaron al terreno de juego, aunque sólo fuera por correr todos -los de los dos equipos- detrás de la victoria sin descanso y hasta el último segundo de la batalla, en el horno que era el estadio Estadio Castelao.
Brasil ya está temblando, llega la roja; la final será contra el anfitrión del torneo el próximo domingo día 30.