Bruselas encuadra a España entre los que denomina «inversores moderados», con República Checa, Grecia, Hungría, Italia, Malta, Polonia, Portugal y Eslovaquia, países en los que la inversión privada en innovación está por debajo de la media de la UE. En España, dice la Comisión, hay poco gasto de las empresas en I+D, escaso registro de patentes y falta de innovadores. Sin embargo, valora el sistema de investigación y el apoyo del sector público.
El informe reconoce que hasta la crisis financiera se hicieron sustanciales progresos en la materia, pero añade que esos avances no se reflejaron en el progreso hacia una economía basada en el conocimiento.
Según el marcador que maneja la UE, «Unión por la innovación», no hay una única fórmula para conseguir el éxito en este campo, aunque los que ocupan los primeros puestos tienen en común «excelentes resultados en lo que respecta a los gastos empresariales en I+D» y buenos resultados en la comercialización de sus conocimientos tecnológicos.
En general, el estudio de la Comisión, demuestra que la UE no reduce el persistente desfase con los líderes mundiales en innovación, aunque sigue por delante de las economías emergentes. El comisario europeo de Industria, Antonio Tajani, dice que esto es «una clara advertencia de que se requieren más esfuerzos para impulsar la innovación».
La responsable de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn, pide «sistemas nacionales de investigación e innovación equilibrados que ofrezcan a las empresas un entorno favorable a la innovación...Necesitamos urgentemente un espacio europeo de investigación con objeto de inyectar una nueva competencia, generar más excelencia, y atraer y retener a los mejores talentos de todo el mundo».