Eso sí, la participación sólo ha alcanzado al 42 por ciento de los electores. Pero la democracia es así, gana el que obtiene más votos, aunque los ciudadanos estén defraudados de sus instituciones, y es que la crisis económica - Eslovenia está a punto de pedir un rescato financiero internacional- también ha hecho mella en esta pequeña republica de poco más de 2 millones de habitantes. El cargo de presidente es más bien protocolario aunque de gran importancia simbólica.
A partir de ahora se espera que la cohabitación entre Pahor (presidente de izquierdas) y el primer ministro de derechas (Janez Jansa), parece que será más fácil. Más difícil será el entendimiento con la calle, donde desde hace días se suceden las manifestaciones de protesta en las principales ciudades de este país mediterráneo, Maribor y Liubliana. La Comisión prevé que el PIB de Eslovenia caiga este año un 2,3 por ciento y el año que viene un 1,6 por ciento.