Los 22 presos uigures de Guantánamo planteaban un problema a Estados Unidos. Después de llegar a la conclusión de que no tenían ninguna vinculación con el terrorismo no podían liberarlos por falta de un país que los acogiera.
China había solicitado su repatriación, pero la minoría étnica de los uigures está siendo muy perseguida en la región noroccidental de Xianjiang de donde proceden. Por miedo a las represalias chinas otros países se negaron a acogerlos y el Congreso estadounidense bloqueó la orden de un juez de que fueran liberados dentro del territorio de EE UU.
Al cabo del tiempo EE UU consiguió ir trasladándolos a Bermudas, Palau, Suiza y otros lugares, pero quedaban tres que finalmente han sido aceptados por Eslovaquia que ya acogió en 2009 a otros tres prisioneros de Guantánamo nacionales de Egipto, Túnez y Azerbayán.
El ministerio del Interior eslovaco ha considerado que es una continuación del anterior acuerdo. «Al igual que en el primer caso, son personas que no son sospechosas ni acusadas de delito de terrorismo», han dicho las autoridades eslovacas en un comunicado.
Con esta excarcelación la población de reclusos que queda en Guantánamo es de 155. El presidente Obama consiguió que el Congreso permitiera ir liberándolos pero nunca a los Estados Unidos y no le está resultando tan fácil encontrar otros países que los acepten.
China ha emitido un comunicado en el que dice que «espera que el país en cuestión (Eslovaquia) no dé asilo a los terroristas y los envíe de regreso a China tan pronto sea posible».
La mayoría de los uigures presos en Guantánamo fueron capturados cerca de la frontera entre Pakistán y Afganistán a finales de 2001, acusados de estar cercanos a los talibanes. Los tribunales estadounidenses concluyeron que no representaban ningún peligro para el país y que fueran puestos en libertad.