Erdogan ha recordado que Turquía lleva muchos años esperando que Europa le tienda la mano y ha subrayado que los avances políticos y en derechos humanos de su país en los últimos años son evidentes. «No se pueden cambiar las reglas del juego una vez ha empezado el partido, ni se nos puede pedir más que a otros países europeos», ha enfatizado Erdogan. El jefe de gobierno de Turquía ha abordado las asuntos más espinosos que dificultan la integración de Turquía en el proyecto comunitario. Así, por ejemplo, ha defendido que su país se esfuerza cada día para resolver el conflicto de Chipre, aunque pide a la Unión Europea un acercamiento «más justo e imparcial» porque recuerda que la parte greco-chipriota sí fue admitida ya al club europeo.
Según el primer ministro turco, Europa debe dejar claro si la Unión Europea se construye sobre valores religiosos e identidades culturales o sobre valores universales. Turquía, insiste, es parte de Europa y ayudará a hacerla más fuerte ya que ofrece más posibilidades de diálogo con el mundo islámico, y con las países de Oriente Próximo y Asia Central. En este sentido, Erdogan también ha afirmado que la Alianza de Civilizaciones, a la que se podría incorporar Estados Unidos, puede y debe ser una herramienta muy válida para el diálogo global.
Por cierto, que el jefe ejecutivo turco ha sido elogiado por la antigua comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, quien ha querido felicitar a Erdogan por los esfuerzos que está haciendo Turquía en la estabilización del Cáucaso y su papel dialogante con Armenia y Azerbaiján. Marc Campdelacreu para euroXpress