Nounou Booto Meeti, directora de programas del británico Centro para la Paz, la Seguridad y la Prevención de la Violencia Armada, nos dijo que en su país, República Democrática del Congo (RDC), el comercio sin control de las armas ha contribuído a la violación de los derechos humanos, entre ellos la violación sexual y el reclutamiento de niños para el combate.
Meeti ha militado activamente por el TCA, y abogado por la inclusión en el tratado de un criterio de violencia basado en el género. El criterio es especialmente importante para países como RDC, donde la violación y la esclavitud sexual se emplean sistemáticamente para aterrorizar en las aldeas. Meeti subraya que la violencia de género afecta a mujeres, hombres, niñas y niños. Cuando una aldea es atacada en RDC, con frecuencia los hombres son asesinados por lo que las mujeres que sobreviven no podrán defenderse a sí mismas, explica.
Si se aplica adecuadamente el TCA, obligará a los Estados vendedores de armas no solo a tener en cuenta si las armas están destinadas a un país donde existen violaciones sistemáticas de los derechos humanos, incluida la violencia de género, sino también en otros ya que es probable que las mismas terminen allí a través de un tercer país.
Los países deben hacer todo lo posible para poner en práctica el TCA «de modo que podamos ver la reducción de la violencia armada... de los conflictos armados y el fin de la violencia de género», exhorta Meeti.
Ha llevado mucho tiempo llegar a este punto porque hay muchos intereses en el comercio de armas mundial, una industria que gana miles de millones de dólares principalmente para un pequeño grupo de países productores, asegura la activista. «La transparencia dentro del TCA influirá en la reducción de los gastos militares y favorecerá al desarrollo», asegura.
La proliferación de armas en países como RDC y el libre flujo de estas hacia las «manos equivocadas» continúa debido a la falta casi absoluta de regulación internacional de su comercio internacional. Según Amnistía Internacional, existen más leyes internacionales que regulan el comercio de las bananas que de las armas.
Meeti dice que su organización ha demostrado que el arsenal estatal de RDC estaba prácticamente sin gestionar, lo que facilita que las armas terminen en las manos equivocadas. La porosidad de las fronteras implica que estas podrían entrar fácilmente desde cualquiera de los nueve países limítrofes del Estado de África central. Los actores no estatales también tienen acceso sin controles a las armas, financiado por la vasta riqueza en recursos naturales que tiene el país y por los actores internacionales interesados en explotarlos.
Allison Pytlak, de la organización Armas bajo Control, nos dijo que el TCA tiene que ver con «introducir la responsabilidad en el comercio de las armas, no con tratar de detener su comercio». El tratado también solicita «a todas las partes involucradas, especialmente a los traficantes de armas, que lo piensen dos veces acerca de adónde se dirigen sus armas», dice Pytlak.
El TCA pretende solucionar problemas como los Estados que reciben armas después de que dejaron de actuar de manera responsable. «Siria es un buen ejemplo. Hemos visto al gobierno sirio hacer cosas horribles a sus propios civiles, y las armas continúan llegando allí, especialmente de Rusia. Este es un caso moderno perfecto de lo que el TCA podría impedir si ambos países formaran partes del mismo», destaca Pytlak.
Con frecuencia, las armas terminan en las manos equivocadas «por desvíos, funcionarios corruptos y el robo de las reservas estatales inseguras», señala. «Una gran cantidad de armas comienzan en el mercado legal y luego terminan en el ilegal».
Solo el primer paso
El TCA abarca desde armas pequeñas y ligeras hasta buques de guerra, tanques de combate, vehículos blindados, sistemas de artillería de gran calibre, aviones de combate, helicópteros de ataque, misiles y lanzamisiles. El tratado también incluye a las municiones y sus partes y componentes. Cada año se producen millones de armas nuevas y 12.000 millones de balas. En la actualidad existen más de 800 millones de armas en el mundo.
La entrada en vigor del TCA este miércoles 24, con 61 ratificaciones y 130 firmas, es un paso pequeño, aunque notable, en la dirección correcta. Cada día mueren 2.000 personas a causa de la violencia armada, y eso alimenta la crisis mundial de los refugiados. Más de 26 millones de personas en todo el mundo están desplazadas por estos conflictos.
Los países afectados por las armas son en su mayoría los de menores ingresos y pueden tener dificultades para implementar el tratado. Pytlak dice que una opción que se está explorando es la posibilidad de utilizar la asistencia oficial para el desarrollo para ayudar a los países de bajos ingresos con los costes de implementación del tratado.
Un nuevo informe de la organización independiente británica Chatham House dice que el impacto indirecto del comercio de armas en el desarrollo incluye el desvío de fondos de la asistencia sanitaria a la defensa, el aumento del desempleo y la disminución de las oportunidades educativas.
En un comunicado emitido el martes 23, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, calificó de «histórica» la adopción del TCA.
«En última instancia, da fe de nuestra determinación colectiva de reducir el sufrimiento humano mediante la prevención de la transferencia o el desvío de armas a las zonas afectadas por conflictos armados y la violencia y los señores de la guerra, violadores de los derechos humanos, terroristas y organizaciones criminales», ha dicho Ban.