En apariciones conjuntas ante sus seguidores, el vicepresidente Nicolás Maduro, a la cabeza del Poder Ejecutivo, y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional legislativa, han mantenido que Chávez seguirá en la Presidencia de Venezuela más allá del «formalismo» de la fecha en que jure su cargo para el sexenio 2013-2019. La insistencia en sostener a Chávez como presidente «en pleno ejercicio» puede explicarse, según analistas, por razones de lealtad y también de compra de tiempo para que sus herederos políticos puedan llevar las riendas del país.
El mandatario, convaleciente desde el 11 de diciembre de la cuarta cirugía tras detectársele en junio de 2011 cáncer en el abdomen, padece «infección pulmonar» e «insuficiencia respiratoria severa», según los partes gubernamentales. «El plan es ganar tiempo mientras hacen de Maduro otro Chávez», ante la eventualidad de una convocatoria a nuevas elecciones presidenciales este año, explica el comentarista político Eduardo Semtei.
Maduro, Cabello y otros colaboradores estrechos de Chávez se reunieron secretamente en La Habana en los últimos días, y allí habrían convenido la estrategia a seguir mientras el presidente reelecto permanezca enfermo. El asesor presidencial brasileño en política exterior, Marco Aurélio Garcia, tras reunirse el 31 de diciembre en La Habana con Maduro y con los líderes cubanos Fidel y Raúl Castro, dijo que recibió seguridades de que para la eventual ausencia de Chávez «hay una cobertura constitucional» y que «no habrá inestabilidad política en Venezuela».
El artículo 231 de la Constitución establece que «el candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el 10 de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional». «Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia», agrega el texto de la ley fundamental. La propuesta de Maduro y Cabello es que, si Chávez no puede jurar el cargo ante el parlamento el jueves 10, lo haga más adelante, ante el Tribunal Supremo de Justicia.
En ese caso, «la Constitución no dice cuándo ni dónde» debe hacerlo. «Quiere decir que el presidente reelecto está en posesión del cargo, tiene un permiso de la Asamblea expreso para atender su salud y cuando pueda juramentará ya como presidente en funciones», explicó Maduro.
Por su parte, Cabello dijo en un mitin ante seguidores que «Chávez sigue siendo el presidente y lo seguirá siendo más allá del 10 de enero. Quienes se opongan se van a encontrar con el pueblo en la calle y se acordarán del día en que nacieron, porque aquí estamos rodilla en tierra, fusil al hombro y con la bayoneta calada».
Según la Constitución, si se produce una falta absoluta del presidente electo -juristas consideran que ese será el caso si no acude al juramento, aunque otros opinan diferente- debe asumir como jefe del Poder Ejecutivo el presidente de la Asamblea Nacional (Cabello) y convocarse a nuevas elecciones en un plazo no mayor de 30 días.
Chávez, al partir para Cuba el 8 de diciembre, declaró: «Como dice la Constitución, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida que a mí me inhabilite (...) Nicolás Maduro, en esa situación, debe concluir como manda la Constitución no sólo el período (2007-2013) sino que mi opinión firme es que en ese escenario, que obligaría a convocar de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente».
Para Enrique Sánchez, profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad Central de Venezuela, «el juramento es un requisito indispensable para tomar posesión del cargo». «Chávez dejará de ser presidente del período 2007-2013 y debe tomar posesión para el período siguiente. Difícilmente se puede decir que es un formalismo, cuando la Constitución señala el inicio del período», apunta. «Si el vicepresidente Maduro se mantiene en el cargo después del 10 de enero, sin que exista manifestación expresa de Chávez, estaríamos en presencia de una usurpación de la función presidencial, es decir, en presencia de un golpe de Estado», insiste Sánchez.
La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática ha declarado que «la tesis de la continuidad viola la Constitución», exige que una junta médica independiente certifique la situación de salud del presidente y acusan a Cabello y Maduro de «intentar cubrir su debilidad con la virulencia de sus discursos».
El coordinador de esa Mesa, Ramón Guillermo Aveledo, escribió al secretario general de la Organización de los Estados Americanos, el chileno José Miguel Insulza, para alertar que la «continuidad» violaría la Constitución y la Carta Democrática Interamericana. Por su parte, el obispo católico, Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, aseveró tras reunirse con el resto de los prelados: «Está claro que este 10 de enero expira un mandato del presidente e inicia otro. Alterar la Constitución por un motivo político es moralmente inaceptable. Está en juego el bien común del país».
Mientras los grupos opositores discuten tácticas a seguir frente a la alegada violación de la Constitución, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se mantiene irreductible y sus dirigentes rechazaron los llamamientos al diálogo para buscar fórmulas de salida con parlamentarios de oposición.
Se descuenta que el Tribunal Supremo de Justicia fallará, si llega el caso, a favor del gobierno que dirige Maduro. Un buen número de sus magistrados se han identificado políticamente con el oficialismo y respaldan con sus decisiones al Poder Ejecutivo. En cuanto al ejército, sus mandos han reiterado su lealtad al liderazgo, programa y decisiones de Chávez. Decenas de militares activos y retirados ocupan altos cargos en la administración pública y 11 de ellos fueron elegidos gobernadores hace solo tres semanas en representación del PSUV.
Analistas identificados con la oposición sostienen que la pareja Maduro-Cabello recoge o expresa las principales tendencias, civil y militar en ese orden, que pugnan por controlar el poder y que se mantienen unidas en la actual coyuntura, con constantes abrazos en público entre los líderes, solo para evitar una desmoralización en las filas partidarias.
Cabello convocó para este jueves 10 un acto de masas frente al palacio de gobierno al que asistirán gobernantes amigos, que así respaldarían a Maduro. El presidente de Uruguay, José Mujica, es el primero que llegará a Caracas con ese fin, este miércoles, seguido de su colega de Bolivia, Evo Morales.