Hablamos con José Manuel Leceta, director del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología
Un ejemplo de personalidad y mentalidad avanzada e innovadora. Así le describió el Gobierno de Castilla la Mancha cuando hace unas semanas le concedió el título de Hijo Predilecto de la comunidad. José Manuel Leceta, comenzó su carrera profesional en Alcatel Espacio en 1989, donde ejerció como ingeniero de marketing y sistemas. Aunque no fue más que el comienzo para la carrera de este guadalajareño, marcada por su empeño en que España participara en los programas de I+D europeos e internacionales.
Ha sido presidente de Lanzadores Ariane de la Agencia Espacial Europea (AESA), jefe del Departamento de Programas Tecnológicos en el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, que ostenta la representación de España Frente a la ESA, y asesor industrial del Instituto Nacional de Meteorología. Además, José Manuel Leceta fue el promotor del acuerdo AENA-CDTI, para desarrollar el sistema europeo de navegación por satélite EGNOS-Galileo. Llegó al Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) en 2011, tras imponerse en la selección al resto de candidatos propuestos por el Colegio de Comisarios. Ahora, desde su sede de Budapest, trabaja estrechamente con las comunidades de conocimiento e innovación (KICs) y se ha propuesto como objetivo aumentar el impacto del programa europeo de la innovación, y atraer a la Unión Europea a más personas innovadoras.
euroXpress- ¿Por qué es importante tener un Instituto de Innovación Europeo?
José Manuel Leceta- Porque la evidencia demuestra que la forma en la que Europa ha venido aproximándose a la innovación hasta la fecha no es suficiente para responder a los cambios que se están produciendo en esta carrera internacional, no ya con sus referentes tradicionales, como Japón o Estados Unidos, sino también con relación a nuevos actores. Por ejemplo, la revista Nature ha advertido recientemente que China superará en breve a Europa en inversión en I+D sobre su PIB. No hay duda de que la I+D es fuente de competitividad a largo plazo, si bien no existen políticas mágicas y de ahí la necesidad de experimentar y evaluar esquemas nuevos.
eXp- Pese a todos los esfuerzo, Estados Unidos sigue creando más líderes innovadores que Europa.
JML- Así es. Ya en 2009 un estudio del think tank Brueghel demostraba que mientras que a principios del siglo pasado la mayor parte de las empresas innovadoras que escalaron posiciones de liderazgo mundial tenían su base en Europa, en el último cuarto de siglo apenas si se ha creado una cuarta parte de éstas, el continentente en comparación con Estados Unidos. Tenemos pues un problema de envejecimiento de la población de empresas innovadoras de clase mundial. Las razones son profundas porque Europa dispone objetivamente de todos los activos necesarios: universidades excelentes, centros de investigación en la frontera del conocimiento y sectores empresariales abiertos a la innovación; pero en Estados Unidos disponen además de una cultura más emprendedora y de ecosistemas favorables a la innovación. Estas son las claves.
eXp- El Parlamento y el Consejo Europeo han asignado un presupuesto ocho veces mayor al Instituto Europeo de Innovación y tecnología. ¿Es esto una muestra clara de la apuesta que hace Europa por la innovación?
JML- No hay duda que el EIT (Instituto Europeo de Innovación y Tecnología) se está abriendo camino en el panorama europeo de innovación como pone efectivamente de manifiesto la confianza que la Comisión, el Consejo y el Parlamento han depositado en el Instituto. Es algo que he visto cambiar en estos tres años gracias a los primeros resultados de nuestras Comunidades de Conocimiento e Innovación (KICs) que ya están en marcha. Más de lo mismo no es la solución, y por tanto, son necesarios nuevos planteamientos.
eXp- ¿Considera que en pleno siglo XXI, la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico son todavía una asignatura pendiente en Europa?
JML- Europa tiene todos los activos y creo que también la voluntad de aplicar la I+D+i al desarrollo y el bienestar. Ahora bien, la historia de la ciencia y la tecnología es la historia del Viejo Continente hasta principios del siglo XX cuando Europa era un continente innovador y emprendedor. Es cierto que el centro de gravedad se trasladó luego a Estados Unidos, pero también los países de Europa unieron sus esfuerzos en instalaciones científicas y organizaciones intergubernamentales de clase mundial como el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) y la ESA (Agencia Espacial Europea) que tienen su sede en Europa. Desde los años 80, la Unión Europea viene impulsando la colaboración transnacional en I+D con sus Programas Marco. No empezamos de cero pero es preciso pisar el acelerador elevando la ambición política por una parte y ampliando el espacio de experimentación por otra, con políticas y esquemas de nuevo cuño.
eXp- ¿Cree que los países son conscientes de la importancia que tienen las inversiones en I+D+i?
JML- No me cabe ninguna duda. De hecho, en un mundo tan turbulento como el actual la apuesta por el conocimiento y la innovación es precisamente uno de los consensos generales: todos los países están convencidos de que, más allá de sus ventajas competitivas en factores productivos, las inversiones en I+D+i son la única palanca sostenible a largo plazo. Sin embargo, es cierto que no existen fórmulas mágicas ni tampoco un cuerpo de doctrina definitivo que permita evaluar su eficacia de manera homogénea. Ahí reside su dificultad y el reto: cada país, como cada emprendedor, ha de buscar su camino de manera crítica.
eXp- ¿Cuál considera entonces que es el recorrido que debería hacer la investigación y la innovación para alcanzar los objetivos de Horizonte 2020?
JML- Europa se ha marcado una estrategia para 2020 consistente en un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo. Y dentro de esta estrategia, la investigación y la innovación juegan un papel fundamental. No obstante, el incremento de su dotación presupuestaria sigue siendo menos de una décima de lo que el conjunto de Gobiernos y administraciones nacionales y regionales invierten en esta materia. El EIT es desde 2014 una parte del Horizonte 2020, manteniendo su identidad. Su éxito dependerá no solo de los resultados directos, sino de la medida en que logremos inducir el cambio hacia una Europa más emprendedora también en el diseño de políticas de impulso a la I+D+i.
eXp- Pongamos ejemplos. ¿Cuáles serían dentro de la Unión Europea los alumnos más aventajados?
JML- La OCDE produce toda una batería de indicadores que miden desde el gasto en I+D, público y privado, hasta los investigadores per cápita. Asimismo el índice GEM (Monitor de la Economía Mundial, por sus siglas en inglés) mide el entorno favorable al emprendimiento, teniendo en cuenta factores de entorno y de cultura. Según estos resultados, en Europa, los países escandinavos han logrado desarrollar sistemas nacionales de innovación avanzados, junto con los fundadores de la Unión como Holanda que ha hecho siempre virtud de sus limitaciones geográficas y de recursos, aplicando el ingenio.
eXp- ¿Y qué países se han quedado atrás en lo que a I+D+i se refiere?
JML- Entre los países más rezagados figuran lógicamente aquellos que tienen otras muchas dificultades estructurales. También están en este grupo algunos nuevos países miembros de la Unión como Estonia. En esta carrera, hay que seguir esforzándose para mantener la posición y mucho más para avanzar.
eXp- En ese ranking, ¿en qué lugar se encuentra España?
JML- España se sitúa en un lugar intermedio. Personalmente creo que son tres los retos del país para conseguir avanzar. En primer lugar, es necesario un nuevo contrato social con la ciencia, que haga precisamente de la sociedad el punto de encuentro de la colaboración público-privada en I+D. En segundo, habría que impulsar la innovación abierta para acelerar la productividad a largo plazo de las grandes empresas españolas, particularmente, de operadoras y proveedoras de servicios. Por último, hay que aumentar el parque de nuevas empresas en sectores de media y alta tecnología, donde España tiene un déficit, ya que éstas están en el origen de la mayor parte de los futuros líderes innovadores de clase mundial, que pueden sostener su competitividad de manera más sólida.
eXp- Llevado a la práctica, ¿qué medidas habría que tomar para conseguir las mejoras necesarias?
JML- Por una parte, es preciso replantear el debate sobre el volumen de inversiones, para incorporar criterios de rentabilidad económica y social. Por otra, sería deseable un mayor grado de complicidad con las empresas, tanto las ya existentes como aquellas otras que habría que crear, a fin de lograr un compromiso comparable no sólo en términos de ejecución sino también de inversión en I+D+i ampliando el porcentaje privado, a todas luces insuficiente.
eXp- Pero para ello es necesario convencer a los inversores ¿Por qué es importante invertir en I+D+i en un momento de profunda crisis económica?
JML- Según se desprende de los últimos datos publicados por el think tank Brueghel, a pesar de la crisis los países de la Unión en su conjunto han mantenido el esfuerzo público en I+D, si bien la diferencia que separa a los que invertían más de los que invertían menos se ha ampliado con la crisis. Más aun, parece ser que aquellos que mejor han soportado la crisis han mantenido e incluso reforzado las inversiones públicas. El problema es que es muy difícil valorar el impacto a largo plazo de estas políticas. No hay fórmulas mágicas y no disponemos de un cuerpo de doctrina para evaluar la eficacia de la estrategia adoptada en cada país. No obstante, en un mundo globalizado, invertir en I+D es una necesidad, con crisis y sin ella, porque es la mejor palanca para la competitividad y, por tanto, para la prosperidad a largo plazo.