Hablamos con Jorge Mario Crisafulli, responsable salesiano para África Occidental
Hace un mes, el grupo yihadista Boko Haram, secuestraba a 230 niñas en una escuela del norte de Nigeria. Durante semanas el caso paso casi desapercibido. Dos semanas más tarde, se inició la campaña #BringBackOurGirls, y millones de personas en el mundo pidieron la liberación de las menores. Este sábado en París, se han reunido los presidentes de Francia, África del Oeste, y el ministro de exteriores del Reino Unido, para luchar conjuntamente contra este grupo. Jorge Crisafulli, es un salesiano argentino que llegó al continente africano en 1996 y actualmente es el responsable de esta órden religiosa en África Occidental.
euroXpress.- Ha estado en Nigeria, hace unas semanas. ¿Cómo vive ese país la violencia generada por Boko Haram y el secuestro de esas niñas?
Jorge Crisafulli.- En Nigeria en estos momentos se vive una grave tensión. Cualquiera que llega al país y empieza a viajar, siente en el ambiente esa ansiedad y tensión. El secuestro de las 230 niñas es la punta de un iceberg porque antes ya habia secuestros en aldeas, asesinatos, robos. Es una situación que Nigeria lleva sufriendo desde hace tiempo, y el gobierno siempre ha actuado demasido lento y demasiado tarde. Han intentado mantener la calma en el norte enviando militares, pero los soldados no están bien preparados y no tienen el equipo necesario, ni las fuerzas que tiene Boko Haram. Y los militares tienen miedo de enfrentarse a ellos, porque no tienen un armamento tan sofisticado como este grupo, que utiliza tácticas de guerrilla.
eXp.- En las últimas semanas se han producido varios atentados en Abuya, la capital del país, lo que supone un grado más en las acciones terroristas de este grupo.
J.C.- Es un grupo fundamentalista islámico, un grupo terrorista, y por lo tanto lo que hacen es crear terror. Un ejemplo son nuestras iglesias en Abuya. Lo que hemos hecho ha sido proteger al máximo las iglesias, por eso hemos pedido ayuda al ejército y a la policía. Los vehículos de las personas que acuden a la misa del domingo no pueden acercarse al edificio y se revisan los maleteros y los bajos de los coches. Nadie puede entrar con mochilas, ni bolsos y los fieles tienen que pasar por un detector de metales, realmente parece que uno está en un aeropuerto y no en una iglesia. Eso es lo que han creado, una situación general de terror, de miedo constante, porque no se sabe exáctamente cuándo van a actuar, ni dónde, ni cómo van a atacar.
eXp.- El secuestro de las niñas en la zona de Chibok, no es un caso aislado en el país, ni en la región de África Occidental, pero también ha superado lo que se conocía hasta ahora.
J.C.- El secuestro de estas 230 niñas ha acabado llamando la atención de la prensa internacional, pero eso ya pasaba antes. Ellos llega a una aldea y queman todo, matan, destruyen, se llevan a las niñas y continuará sucediendo después del secuestro. En los últimos días hemos sabido que en una aldea, los hombres se han armado y han matado a un número importante de terroristas que iban a atacar el poblado. Eso muestra que estamos llegando a un momento en el que la gente está empezando a reaccionar, donde empiezan a tomarse la ley por su mano, y tratan de defenderse como pueden. Ante esa situación tiene que reinar la cordura y el diálogo para tratar de solucionar este conflicto de una manera pácifica y de diálogo, en el que deben participar tanto el gobierno, como Boko Haram y otros actores internacionales.
eXp.- Usted es una persona religiosa y por tanto creyente, ¿pero tiene fe de que Boko Haram puede sentarse a hablar?
J.C.- Sí, se que es una situación desesperanzadora, pero siempre hay alguna fibra de bondad, de cordura, de inteligencia, que puede ser tocada. Porque ellos también tienen familia y cuando apelamos, no solo a los valores religiosos, sino sobre todo a la razón y a lo sentimientos más profundamente humanos, en ese momento se puede dialogar.
eXp.- Hay otro dato importante a tener en cuenta, estas niñas iban al colegio en un continente y en una zona donde es muy difícil concienciar a los padres. ¿Eso puede llevar a otros padres a retirar a sus hijas del sistema educativo?
J.C.- El hecho de que hayan secuestrado a unas niñas, que a pesar de las dificultades iban al colegio porque sus padres querían que mejoraran su futuro, puede hacer que muchos las retiren del colegio. Hay que tener en cuenta que en nuestras escuelas, donde vivimos en paz, el porcentaje de niños que acuden al colegio es superior. Tenemos dos tercios de niños y un tercio de niñas. Imagínate cómo es en el norte, donde estos grupos tratan de evitar eso, porque consideran que el lugar de la mujer es en la casa, teniendo hijos, haciendo las tareas domésticas, cocinando, yendo a buscar agua... y grupos como Boko Haram, no quieren que la mujer haga nada más que eso.
eXp.- ¿Se ha notado que muchos padres retiren a sus niñas de las escuelas?
J.C.- Hemos recibido peticiones de padres que viven en el norte, para que acojamos en nuestros internados a sus hijas. No podemos decir que no, pero hay veces que están completos y no tenemos espacio. En este momento debido al miedo y al terror quieren salir cuanto antes del norte del país y bajar hacia el sur, dónde la sitaución es más tranquila y dónde Boko Haram no actúa. No sólo están tratando de sacar a las niñas y a los niños de las escuelas del norte sino que además están cerrando centros tanto los colegios públicos como los religiosos. Para los padres es importante que sus hijos estudien. Así que los mandan hacia el sur.
eXp.- Este secuestro ha sacado a la luz una realidad habitual en África subsahariana, el secuestro de niños y adolescentes.
J.C.- Yo trabajo en Ghana, Liberia, Sierra Leona y Nigeria. Allí tenemos centros de acogida para niños que corren el riesgo de ser traficados. En un mes hemos atendido a 30 niños y niñas de diferentes edades desde 7 a 16 años, que son traficados, vendidos... sus familias los vendido por 50€. Encontramos niñas de Costa de Marfil, que trabajan en la prostitución en los otros países, niños que los llevan a trabajar en la pesca, o en las plantaciones de cacao. Nosotros trabajamos directametne con la policía y el ministerio de Bienestar Social. Ellos hacen el rescate en ruta, en las fronteras, en las ciudades y nosotros los acogemos y hablamos con los menores, para intentar descubrir de dónde vienen, dónde han sido secuestrados, dónde han sido vendidos, y si no conseguimos contactar con sus padres lo damos a famílias sustitutas. Aquí en Africa el tráfico de personas, de niños, es una realidad diaria. La trata de personas es común en esta zona de África.
eXp.- Campañas como la de #BringBackOurGirls, ¿pueden servir para algo, o serán flor de un día?
J.C.- Cuando uno vé como los medios de comunciación y la comunidad internacional, tratan un desastre natural, una guerra civil o religiosa, o de un tipo similar al del sescuestro de estas niñas, suelen hacerlo durante un mes o dos meses, y luego se empiezan a aburrir o aparece otra noticia y esas informaciones pasan a un tercer plano. Yo espero que el secuestro de estas 230 niñas termine bien y vuelvan a sus casas, puedan educarse y encontrar un futuro en sus vidas y que su caso sirva para encender la conciencia de la humanidad, de que esto no es una situación que ha pasado, sino que pasaba antes y continuará pasando. Hay que hacer algo.
Hace poco estuve en Roma y salí a pasear con un religioso nigeriano por la ciudad. Allí descubrimos que muchas de estas niñas prostitutas son africanas, y a pesar de como van vestidas, en los rostros ves que son niñas que vienen de estos países. En África podemos prepararlas, prevenirles, explicarles los riesgos, pero es necesario que la comunidad internacional haga algo concreto. Los medios ayudan a que se tome conciencia, pero es necesario que no se olviden dentro de un mes de que África existe, y que esto continúa pasando. Necesitamos que los políticos, los legisladores, la Unión Europea, creen políticas para luchar contra estos problemas.