A las cinco y dos minutos hora local, la televisión pública egipcia suspendía su programación para que el vicepresidente Omar Suleimán transmitiera el anuncio de que el presidente Hosni Mubarak había abandonado el poder, aunque no ha dejado el país. Hosni Mubarak y toda su familia se han trasladado a la ciudad balneario de Sharm el Sheik a orillas del mar Rojo.
El presidente egipcio ha encargado al alto consejo de las fuerzas armadas que administre los asuntos del país, ha dicho en su alocución televisada el vicepresidente Suleimán.
La plaza Tahrir, que significa liberación, estalló de alegría. Lágrimas, risas, cánticos, fuegos artificiales y una riada de coches haciendo sonar el claxon han llenado las calles de El Cairo. Mientras, desde todos los rincones del mundo han comenzado a llegar felicitaciones al pueblo de Egipto.
Desde la Unión Europea el presidente del europarlamento, Jerzy Buzek, ha recordado que el pueblo egipcio quiere que el antiguo régimen sea ahora completamente desmantelado. Ha añadido que «Europa vigilará los próximos pasos en relación a las demandas de la gente sobre el fin de las leyes de emergencia y de la intimidación a periodistas, defensores de los derechos humanos y disidentes políticos». Ha insistido en que la renuncia de Mubarak «facilitará una transición democrática sin violencia» en Egipto.
Por su parte, Catherine Ashton jefa de la diplomacia europea, ha dicho en un comunicado que es importante que las negociaciones que se abrirán ahora deben derivar en la creación de una administración que «respete las aspiraciones del pueblo egipcio» y promueva la«estabilidad». Ashton, se ha referido a una próxima celebración de elecciones libres y justas, y ha añadido «el futuro de Egipto recae en las manos de su pueblo. La Unión europea está lista para ayudar en todo lo que pueda».