El cineasta, que descansa desde este lunes en el madrileño cementerio de La Almudena, hizo posibles títulos esenciales como «El espíritu de la colmena», «La Caza» y «Cría Cuervos».
A pesar de que su gran pasión fue el fútbol y se recreaba repetidamente en la anécdota de que el mismísimo Di Estéfano le felicitó por su gol al Real Madrid cuando Elías jugaba con la Real Sociedad en primera división; Querejeta abandonó pronto el deporte y, recién estrenados los años 60, se marchó a Madrid a montar una productora. Seguía entonces el consejo de otro artista futbolero, Chillida, que también colgó las botas de la Real para dedicarse al noble arte del Arte.
En Madrid llegaron los primeros cortometrajes y sus incursiones como director («A través del fútbol», de 1962) y llegó también el encargo del guión de 'Los inocentes', de Juan Antonio Bardem y la revelación de las posibilidades que le ofrecía el oficio de productor.
Gracias a la temprana colaboración con Carlos Saura, sus primeras producciones alcanzaron calidades reseñadas en la historia de nuestro cine. De su relación personal y profesional, que duró más de 15 años, salieron algunos de los títulos capitales de la filmografía española. «La Caza», de 1966, fue el primero. La historia de tres antiguos combatientes del ejército franquista que se reencuentran para una jornada de campo y se retratan en sus miserias y sus miedos. Una película arriesgada para la España franquista de la época que triunfó, sin embargo, en el Festival de Berlín.
La Dirección general de Cinematografía y Teatro, dirigida entonces por José María García-Escudero, vio en el éxito de Saura y Querejeta la posibilidad de mostrar una imagen más moderna del país y promocionó en los 70 una larga lista de películas como «Peppermint Frappé», «La madriguera», «La prima Angélica», «Cría cuervos», «Mamá cumple 100 años» o «Deprisa, deprisa», una de las últimas grabaciones que hicieron juntos Saura y Querejeta.
Similar relación de admiración y tensión mantuvo Elías Querejeta con Víctor Erice, con el que presentó dos obras maestras: «El espíritu de la colmena» (1973) y «El sur» (1983). En ese rodaje rompieron su relación artística y, mientras Erice asegura todavía hoy que el rodaje no estaba terminado, Querejeta explicaba que la película había finalizado y él mismo había estado pendiente hasta la sala de montaje.
Junto a Jaime Chávarri hizo «El Desencanto» (1976), con Gutierrez Aragón colaboró en «Habla mudita» y «Feroz» y con Montxo Armendariz, ya al borde de los años 90, en «Tasio» (1984), «27 horas» (1986), «Las cartas de Alou» (1990) e «Historias del Kronen» (1995).
Entre sus últimos trabajos están las películas que hizo con Fernando León, «Familia», «Barrio» y «Los lunes al sol», que le valió al productor su última Concha de Oro en San Sebastián, y con su hija Gracia Querejeta, trabajos que compaginaba con la producción de algunos documentales políticos o relacionados con la violencia en el País Vasco.
Elías Querejeta recibió numerosos reconocimientos como el Premio Luis Buñuel de cine (1980), el Nacional de Cinematografía (1986), el Premio Europa Cinema como mejor productor europeo en el Festival italiano de Rimini (1987) y la Medalla de Oro de la Academia española de Cine (1998).
«Produzco películas que están al límite dentro de lo que se puede producir, poniendo en juego para ello todos los resortes mentales y materiales que tengo en mi mano», explicaba él mismo en una entrevista a la revista Triunfo en 1973.
«Siete mesas de billar francés», de Gracia Querejeta, fue su última película.