Estas elecciones se consideran cruciales ya que se celebran tras la petición de un rescate financiero debido a la profunda crisis económica que vive el país, arrastrada por su interdependencia de la economía griega.
Nadie duda que Chipre necesita un rescate, pedido en julio y que todavía no tiene el visto bueno del Eurogrupo, que anuncia que lo harán a finales de marzo. La ayuda sería de unos 17.000 millones de dólares, aunque se plantea una quita a los ahorradores chipriotas que reduciría la ayuda económica a 6.000. Con un sector bancario totalmente contaminado por la crisis de Grecia.
El presidente saliente de Chipre, el comunista Dimitris Christofias, ha culpado a la quita de deuda griega de la situación en la que se encuentra el país isleño, que según él, le ha obligado a soliciar el rescate. Dicha quita ha costado a Chipre, muy expuesto a la deuda helena, unos 4.500 millones de euros, lo que representa la cuarta parte de su producto interior bruto.
En un discurso televisado para todo Chipre, dos días antes de las elecciones en las que se elegirá a su sucesor, Christofias ha explicado que su país «podría haber evitado la situación en la que se encuentra hoy» si no fuera por las necesidades de recapitalización de su banca.
Las autoridades monetarias europeas piden una auditoría independiente que verifique si Chipre aplica correctamente la legislación referente al blanqueo de dinero, principalmente para millonarios rusos que tienen sus depósitos en los bancos de esa isla mediterránea. Alemania exige que para recibir el rescate Nicosia demuestre que va a implantar una tasa a las transacciones financieras y despeje cualquier duda de que no es un paraíso fiscal.