En Túnez las mujeres son las más preocupadas en estas elecciones. Tienen, desde los tiempos del presidente Bourguiba, un estatus privilegiado en el mundo árabe. Es el único país que prohíbe la poligamia y permite el uso opcional del pañuelo. La tasa de alfabetización femenina supera el 80 por ciento, y las mujeres conforman más de la mitad de la población de estudiantes. Temen que la victoria de Ennhada, el partido islamista tunecino, signifique el inicio de la restricción de las libertades.
Jihene, es una joven tunecina que lleva 3 años en España y habla perfectamente nuestro idioma. Nos hemos reunido con ella en un parque de Madrid acompañados por Rowaida, una traductora egipcia que vive desde hace varios años en España. No se conocían personalmente, aunque se habían «chateado» por internet. Se nota el «feeling» entre ellas.
Las revueltas árabes, que han llevado a muchos inmigrantes a manifestarse ante las embajadas y consulados europeos han potenciado una especie de «panarabismo» extranjero. Jihene nos recuerda las concentraciones en las embajadas primero de su país, luego de Egipto y más tarde en las de Libia y Siria. Allí conoció a otros árabes que vivían en España, con los que mantiene una estrecha relación. La misma experiencia tiene Rowaida. Han seguido minuto a minuto lo que ocurre en sus países. «había días, recuerda Jihene, que acababa con los ojos rojos de estar tantas horas en el ordenador». «Yo me pasé noches enteras sin dormir, añade Rowaida, estaba muy preocupada por lo que pasaba».
A estas elecciones de octubre en Túnez se han presentado un centenar de partidos y más de 1.500 listas. Los principales partidos tunecinos han firmado una «declaración de transición» para limitar a un año el mandato de la Asamblea constituyente. Todos los sondeos dan como ganador al islamista Ennahda. Su viejo líder, Rached Ghannouchi (70 años) que cuenta con el apoyo económico de Arabia Saudí, se ha apresurado a decir que seguirá el modelo turco y se ha desmarcado de los salafistas.
Les preguntamos a nuestras interlocutoras si ha habido cambios en la vida de las mujeres. Rowaida dice que su sobrina -estudiante en una universidad cairota- está sorprendida porque los profesores muestran interés por conocer la opinión de las mujeres, y añade «eso era impensable cuando yo estudiaba, incluso mis amigas que trabajan en la universidad me explican que todo cambia para mejorar».
Jihene nos dice que en su família las mujeres siguen siendo muy activas, que hablan de política , de las elecciones. Sus amigas debaten sobre los partidos, sus programas y le explican que algunos son muy ambiguos. Esta tunecina añade que tras los primeros meses temen perder sus derechos adquiridos porque están viendo que hay una regresión y una ola de conservadurismo, «pero no creo que lo logren -dice- porque volveremos a tomar la calle». Rowaida interviene para decir que «las mujeres somos capaces por lo que valemos y por lo que hemos trabajado para ello y creo que sí, que nos hemos involucrado para bien».
En Túnez prendió la mecha de las revueltas en el mundo árabe. Y ahora quieren ser también un ejemplo de democracia para toda la región. El reto del nuevo gobierno será devolver la esperanza a los jóvenes que hicieron la revolución y que 9 meses después se sienten frustrados porque ni el empleo ni sus posibilidades de futuro han mejorado.
Para Jihene en los últimos meses se ha notado que algo ha cambiado en su país, «y los cambios – añade- siempre van ligados a la libertad». Rowaida le explica que en Egipto las mujeres siempre han tenido una presencia importante en ministerios y trabajos públicos. «Y eso va a seguir adelante». La única pega, explica con preocupación, es que la situación económica es muy complicada para todos, sobre todo desde las revueltas porque además ha bajado el turismo, algo vital para la economía de ambos países.
El crecimiento económico de Túnez este año se ha estancado, debido principalmente al descenso de un 39% de los ingresos de ese sector, que representa el 7% del PIB.
Las dos insisten en que las más esperanzadas son las mujeres. La tía de Jihene ha ido a las manifestaciones con su hija y estaban muy emocionadas el día que fueron a inscribirse para votar. «Yo veo a las chicas, a mis primas, a mis amigas, como más involucradas en los debates, en la calle y quieren tener más participación política como la tienen en la vida económica y social».
Rowaida explica con emoción que lo que más le sorprende es ver como a las mujeres «normales y corrientes les preguntas sobre lo que pasa y te salen con un análisis tan profundo sobre la situación política y económica, que te sorprende que a pesar de que no tienen medios, sean tan consciente de lo que pasa a su alrededor». A Jihene le impresiona que en las entrevistas que hacen las televisiones -y que ella sigue por internet-, incluso en zonas rurales, «las mujeres expresan una gran madurez en sus ideas». Y añade quieren un futuro mejor para sus hijos y sus hijas y creo que el cambio pasará también por las mujeres. Y si tenemos leyes y normas que faciliten su desarrollo eso redundará en una mejora para toda la sociedad. El cambio depende de como esas mujeres eduquen a su hijos. Rowaida asiente con la cabeza y reafirma su opinión «desde luego». Jihene votará este domingo, Rowaida espera hacerlo dentro de un mes.
Las dos saben que el camino es muy largo y que no pueden perder la oportunidad de recorrerlo.