Por Anna Ayuso, Roberto Ortiz de Zárate, Sílvia Serrano y Santiago Villar (CIDOB) *
El próximo 5 de octubre de 2014 los 141.699.132 electores brasileños censados están convocados a elegir al próximo/a presidente de la república, pero también a renovar los escaños de diputados y senadores federales y escoger los gobernadores y legisladores estatales y del Distrito Federal. La actual presidenta Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores (PT), afronta no solo su reelección, sino también el futuro de la coalición gubernamental hoy liderada por su partido.
Las elecciones llegan tras superar una etapa política convulsa a causa de las protestas ciudadanas en favor de mejoras sociales que comenzaron en julio de 2013 y continuaron en los días previos al mundial de fútbol en junio de 2014 a causa de las cuales descendió dramáticamente la popularidad de la presidenta. A ello se unió la desaceleración de la economía brasileña que ha generado especulaciones sobre la idoneidad de las políticas económicas del gobierno. Sin embargo, la campaña empezó con cierta tranquilidad ya que no aparecía en la oposición un candidato que pudiera hacer sombra a Rousseff.
El favorito a pasar a segunda vuelta era a priori Aécio Neves, candidato por Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), partido que ha sido contrincante del PT en las últimas 5 elecciones presidenciales. Sin embargo, la muerte de Eduardo Campos candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB) en un accidente aéreo el 13 de agosto, lanzó a la carrera presidencial a Marina Silva, quien se había adherido como candidata a vicepresidente en la lista socialista tras frustrarse su intento de presentarse de líder con su propia formación. Marina, ya fue la sorpresa de las elecciones presidenciales de 2010 donde surgió casi de la nada tras abandonar el PT y, aunque no consiguió pasar a la segunda vuelta, ganó en notoriedad pública y popularidad. En esta ocasión el anunció de la candidatura de Silva tras el fallecimiento de Campos provocó un vuelco en las estadísticas y en las primeras semanas llegó a casi empatar en intención de voto con Rousseff y las perspectivas en segunda vuelta la proyectaban como ganadora al recoger los votos del opositor PSDB, una vez que su líder quedara desbancado. Aunque el soufflé Marina parece haberse desinflado en las últimas encuestas, sigue siendo una incógnita qué pasaría en una casi segura segunda vuelta el 26 de octubre entre las dos candidatas. A 29 de septiembre las encuestas del instituto MDA mostraban un incremento de la intención de voto para Rousseff que se sitúa en el del 40% y un descenso de Silva hasta el 25%, mientras el candidato Neves se recupera ligeramente situándose rozando el 20%.
Las diferencias notables entre los tres principales candidatos, no auguran grandes sorpresas en la primera vuelta donde lo más destacable será la distribución de los escaños entre las principales fuerzas partidarias que condicionaran las futuras coaliciones gubernamentales y el reparto de los gobiernos estatales, que también determinará la correlación de fuerzas en el nivel federal. En el complicado entramado del presidencialismo de coalición brasileño el futuro/a presidente que surja de la segunda vuelta, en la que con gran certeza uno de los contrincantes será Rousseff, tendrá que lidiar con una miríada de pequeños partidos que condicionan la gobernabilidad del gran país.
*El Centre d'Informació i Documentació de Catalunya (CIDOB) ha realizado un dossier sobre las claves de las elecciones presidenciales brasileñas Este dossier tiene como objetivo informar sobre la campaña de los principales candidatos presidenciales y los resultados electorales parlamentarios y estatales y quiere proporcionar una visión plural del proceso electoral y acercar a la realidad política y social de Brasil. Por ello, junto a información actualizada, se recogen documentos de análisis y opinión e información de referencia sobre el país.