Baja Sajonia es el segundo land más extenso del país y el cuarto por población. Allí gobierna el conservador David McAllister, en quien muchos ven al sucesor de Merkel y a quien los sondeos dan como ganador con un 41% de votos, en coalición con los liberales, que caen en picado, según las encuestas. En frente tienen al alcalde de Hannover, el socialdemócrata Stephan Weil, quien podría hacerse con el gobierno regional en coalición con los Verdes. Las encuestas les dan un 33% y 13% de votos, respectivamente.
McAllister, de padre escocés y madre alemana, accedió al poder en 2010 para sustituir a Christian Wulff, nombrado presidente de Alemania a propuesta de Merkel y, desde entonces, ha hecho una carrera política brillante, en la que parece haberse ganado el aprecio ciudadano.
El paralelismo en Baja Sajonia con la situación política del país de cara a las elecciones del próximo otoño ha hecho que todas las fuerzas políticas se vuelquen en estas regionales. Es un test con voto real, decisivo para confirmar políticas o corregir errores en los próximos meses.
Merkel está en la cima de su popularidad, pero a la hora de formar gobierno podría seguir necesitando a los liberales que, también a nivel nacional, corren el riesgo de no tener suficiente representación para entrar en el parlamento. Se da por hecho que si no consiguen el 5% de votos necesario en Baja Sajonia, el actual ministro de Economía, Philipp Rössler, dejará la presidencia del partido.
Los socialdemocrátas necesitan respirar en este land. Su líder, Peer Steinbrück, elegido el pasado diciembre para enfrentarse a Merkel, va dando tropezones desde entonces y en Baja Sajonia ha preferido mantenerse al margen. Unas declaraciones suyas en las que consideraba bajo el salario de la canciller le han hecho mucha más pupa de la que pensaba. Sin embargo, de los resultados que obtenga el SPD aquí dependerá también su futuro.
Un sondeo publicado esta semana por el semanario Stern, daba a la CDU-CSU una intención de voto del 43% y a los socialdemócratas, un 23%. Los Verdes conseguirían un 14% y los liberales del FDP, un 3% que les dejaría fuera del Bundestag.