El triunfo del Atlètic Barceloneta en la Champions League coloca nuevamente al waterpolo español en el mapa deportivo europeo. No obstante, quedan muchos retos por delante. Deporte minoritario, que ni siquiera cuenta con federación propia, se vé obligado a jugar bajo la tutela de la Federación de natación. En los últimos años hemos vivido el auge de las féminas y hemos visto como la categoría masculina perdía presencia en España. El waterpolo resurge en nuestro país de la mano de un Atlètic Barceloneta que acaba de coronarse rey de Europa.
El equipo barcelonés, campeón de Liga las nueve últimas temporadas y capaz de codearse con los colosos del continente, como Pro Recco, Radnicki, Rijeka, Partizán o Brescia, ha vuelto a demostrar que el nivel competitivo de los equipos de la División de Honor no puede pasar desapercibido en una Europa tradicionalmente dominada por conjuntos italianos, serbios, croatas o húngaros.
Las instituciones que componen y regulan este deporte esperan, con ánimo y muchas ganas de trabajar, que el título del equipo de Jesús Martín traiga consecuencias positivas. En primer lugar puede ser un escaparate para que los más jóvenes contemplen al waterpolo como una salida deportiva, que aumente el número de fichas y clubes en España, estimulando el deporte base en general. En segundo lugar, podría provocar un aumento de la asistencia de aficionados a los partidos, lo que constituye el elemento clave de todo deporte puntero. Finalmente, el entorchazo del Barceloneta animará a patrocinadores y sponsors a realizar mayores inversiones económicas en un deporte al que no tenían en estima.
Un mundo por hacer
Para rematar la nueva explosión del waterpolo sería fundamental que su práctica se extendiera por todo el país y no se concentrara únicamente en una región, como pasa actualmente en Cataluña, sede de 8 de los 12 equipos presentes en la máxima competición nacional. No solo eso, sino que 88 de los 90 títulos ligueros los han conquistado equipos de esa Comunidad Autónoma. Fuera de Cataluña, tan solo el histórico Real Canoe madrileño (campeón de liga dos veces, en los años 1999 y 2000), acompañado del Helios de Zaragoza, el CN Navarra y la A.R. Concepción–Ciudad Lineal, compite de tú a tú con los gigantes Sabadell, Atlétic Barceloneta, Mataró o Terrassa.
La consecución de un gran campeonato por parte de la selección española daría el espaldarazo definitivo para la consolidación de este deporte, que aún siendo minoritario está entre los más seguidos en el país. A pesar de estar presentes en la mayoría de los campeonatos organizados por la FINA (Federación Internacional de Natación) los Albert Español, Marc Minguell o Felipe Perrone, no han conseguido llevarse el oro en ninguna competición internacional desde hace más de 12 años. Fue en los campeonatos del Mundo de 1998 y 2001, celebrados en Perth y Fukuoka, respectivamente, cuando los jugadores españoles sí lo consiguieron. Aquello refrendaba el gran éxito del primer puesto en Atlanta 1996. El triunfo del CN Catalunya en la Copa de Europa de 1995 dio pie a todos estos éxitos. ¿Se repetirá la historia con el Barceloneta?
Las chicas, un ejemplo a seguir
A nadie se le escapa que el waterpolo femenino español vive su edad de oro. La plata conseguida en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, sumada a la victoria en los Campeonatos del Mundo celebrados entre julio y agosto de 2013 en Barcelona así lo ratifican.
El éxito de esta selección coincide, nuevamente, con el dominio de un equipo español en las competiciones europeas de clubes. Hablamos del CN Sabadell, campeón de Europa en tres de las cuatro últimas ediciones, y que es cuna de jugadoras de primer nivel como Jennifer Pareja, Laura Ester, Anna Espar o Pilar Peña.