España, en el punto de mira
Los presupuestos más austeros de la democracia no han sido suficientes para saciar la voracidad de los mercados y la demanda de deuda española ha vuelto a caer. De los 3.500 millones de euros que el Tesoro español pretendía colocar esta semana solo se captaron 2.589 millones y con tipos de interés mucho más altos que los de las subastas precedentes. La consecuencia es que la prima de riesgo española ha superado otra vez los 400 puntos, una barrera que no se veía desde el pasado noviembre, todavía con el gobierno socialista.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, encuentra una explicación a este fracaso: «Lo que ha sucedido no es un ejemplo de la fragilidad del mercado, sino una señal de que los mercados están esperando reformas». Tanto el banquero italiano como el ministro español de Economía, Luis de Guindos, se apresuraron a decir que no es un problema específico de España pero, de Guindos, por si acaso, ya anuncia nuevas reformas en Sanidad y Educación.
El gobierno de Rajoy ve impotente como ni siquiera ganándose el descontento interno por su programa drástico de austeridad encuentra una respuesta positiva en los mercados que indiquen que se recupera la confianza en la economía española. Al contrario, el fantasma del rescate español toma fuerza a la vista de la nula repercusión del ajuste.
El panorama se presenta tan negro que hasta el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, en plenas vacaciones, salió en defensa del ejecutivo español para decir que «está afrontando sus retos de crecimiento y empleo con determinación. Está aplicando reformas económicas cruciales que pueden crear un modelo de crecimiento más sostenible y más y mejores empleos».
Desde el gobierno se asegura que el rescate español «no está encima de la mesa», pero hay analistas que lo ven irremediable, ante las dudas de que se puedan cumplir los objetivos de déficit previstos, la fragilidad persistente del sector bancario necesite más ayudas, la recesión aumente y el mercado laboral acabe por hundirse.
Grecia aún puede quebrar
El otro ejemplo evidente del fracaso de las recetas ortodoxas está en Grecia, donde tampoco el segundo rescate europeo ha conseguido encarrilar la situación. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, no descarta que el país se vea en bancarrota y tenga que abandonar el euro. Los sucesivos ajustes que han llevado a Grecia a una profunda recesión y han disparado las tasas de desempleo, ya similares a las de España, no han sido suficientes para dar signos de estabilidad, ni siquiera con el tardío, pero decidido, apoyo de la UE.
No es una opinión externa la de Lagarde, el exministro de Economía griego y ahora líder del PASOK, Evangelos Venizelos, tampoco descarta que Grecia tenga que recurrir a un tercer rescate financiero para solventar la crisis del país. En una entrevista a Der Spiegel, Venizelos asegura que «tenemos el compromiso de todos los miembros de la eurozona de que recibiremos la ayuda necesaria hasta que podemos recobrar el acceso a fondos privados».
De momento, el gobierno de Atenas se ha visto obligado a ampliar el plazo para completar la quita de parte de su deuda porque los tenedores de bonos griegos siguen sin participar como se esperaba, aunque Grecia advierte de que no habrá una oferta mejor para canjear.
Portugal, peor un año después
Se acaba de cumplir un año del rescate europeo a Portugal y no solo la situación ha empeorado, sino que se habla ya de la posibilidad de que el país necesite nueva ayuda financiera de la UE. En estos doce meses y tras aprobar un durísimo ajuste, la deuda pública portuguesa es casi 20 puntos mayor que la de entonces y el paro ha pasado del 10% al 15%.
El gobierno de centroderecha de Pedro Passos Coelho, que se resistió a aplicar el modelo de austeridad planteado por el anterior gobierno socialista, sufre ahora las consecuencias con sucesivos recortes que tampoco están sirviendo para estabilizar la economía. Esta misma semana, ha decidido suspender las jubilaciones anticipadas hasta 2014, porque la caja está vacía.