Era lo que se temía y se quería evitar, pero ha ocurrido: el barro tóxico que salió de una balsa de residuos de una planta de aluminio en Hungría ha llegado este jueves al Danubio.
El portavoz de la Unidad Nacional de Desastres, Tibor Dobson, ha declarado que se han encontrado peces muertos en el río Marcal, pero no en los afluentes del Danubio, los ríos Raba y Mosoni, a los que ya ha llegado el vertido. Sin embargo, el contenido de alcalino del vertido, en una escala de 0 a 13, sigue siendo de pH 9, una cifra muy por encima de los niveles normales.
Los equipos de emergencias y la población local siguen trabajando para bajar la toxicidad del vertido que está poniendo en peligro el ecosistema de una de las principales vías fluviales de Europa.
El vertido se originó por la rotura de una balsa de residuos donde se almacenaba el barro rojo, una sustancia química tóxica, alcalina y corrosiva que se produce en la fabricación de aluminio. La fábrica está ahora cerrada y se siguen investigando las causas de la rotura, aunque todo apunta a un error humano.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que ha visitado la zona del desastre ha declarado que «no se puede vivir» allí y habrá que aislar las zonas contaminadas.