Las Naciones Unidas han presentado cargos contra Radovan Karadzic ante el Tribunal de Crímenes de Guerra de La Haya en dos ocasiones. El imputado se niega a reconocer la legitimidad del Tribunal y ha asumido él mismo su defensa. No ha comparecido en las dos primeras jornadas en un intento de boicotear el juicio y ganar tiempo.
El juez, el surcoreano O-Gon Kwon, ha dicho que Karadzic eligió «de forma voluntaria» no presentarse y «debe aceptar las consecuencias de su decisión». El proceso continúa sin abogado defensor. El juez debe decidir de aquí al lunes si nombra uno de oficio, pero esto retrasaría el juicio que tiene una duración prevista de dos años.
El TPY acusa a Karadzic de 11 crímenes de guerra y contra la humanidad, incluidos dos por genocidio.
El fiscal ha definido al acusado como «un hombre que desató las fuerzas del nacionalismo, el odio y el miedo para aplicar su visión de una Bosnia separada étnicamente».
El antiguo presidente de la autoproclamada República Srpska, era psiquiatra especializado en depresiones y neurosis y poeta. Tras el acuerdo de Dayton que puso fin a la guerra entró en la clandestinidad en la región montañosa del sureste del país controlada por Serbia y protegida por paramilitares. Tras 13 años desaparecido fue detenido de una manera sorprendente, estaba enmascarado bajo la apariencia de un médico naturista de larga barba blanca, simpático y bonachón.
Estaba tan seguro de su nueva personalidad que daba charlas, repartía tarjetas, tenía su página en internet y era apreciado por cuantos le conocían, que ahora no se pueden explicar como el «comandante supremo» de la limpieza étnica, como ha dicho el fiscal, pudo hacerse pasar por tan buena persona. euroXpress