Gaza, (IPS) - La formación de un nuevo gobierno de unidad en Palestina entre Fatah y Hamás es una estación importante en el camino hacia la reconciliación, «pero todavía quedan muchas estaciones por alcanzar antes de conquistar la verdadera unidad basada en la asociación entre todos los palestinos».
Con estas palabras, Amjad Al Shawa, director de la Red Palestina de ONG (PNGO, por sus siglas en inglés) en Franja de Gaza, recibió con beneplácito la noticia del gobierno de consenso nacional, pero agregó que ahora deberán cancelarse todas las decisiones adoptadas previamente durante el período de la división territorial entre Fatah y Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica).
El acuerdo del gobierno de unidad nacional se anunció el lunes 2 y, hasta entonces, Fatah controlaba Cisjordania y Hamás gobernaba la Franja de Gaza.
«La formación de un gobierno de consenso nos impone importantes responsabilidades a nosotros como instituciones civiles para trabajar en pro del cumplimiento del acuerdo de reconciliación y contribuir con eficacia a la acción nacional sobre la base de la colaboración en la formulación de los planes nacionales», expresó Al Shawa.
«Exigimos que se garanticen los derechos palestinos, incluida la reapertura de todas las sociedades cerradas durante el tiempo de la división y la realización del Estado de derecho», añadió.
El acuerdo que puso fin a la división política entre los palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza es el tercer gobierno encabezado por Ramy Al Hamdallah, que sucedió al ex primer ministro Salam Fayyad, y el gobierno número 17 desde el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en 1994.
El nuevo gobierno prestó juramento en la sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Ramalá, en presencia del presidente Mahmoud Abbas. Cuatro ministros de Gaza no pudieron asistir porque Israel les negó el acceso a Cisjordania.
La nueva administración se dedicará a la preparación de las elecciones presidenciales y parlamentarias en los territorios palestinos y a la reconstrucción de la Franja de Gaza, lo cual indica su intención de darle prioridad a Gaza y a romper el bloqueo israelí, impuesto desde que Hamás asumió el gobierno en junio de 2007.
En un discurso televisado el presidente Abbas le dijo al pueblo palestino que la nueva administración significaría el fin de la división interna que perjudicó a la causa palestina, y la calificó de gobierno de transición, cuya misión es la preparación de las elecciones.
Abbas hizo hincapié en que, al igual que sus antecesores, el gobierno de consenso nacional mantendrá su compromiso con el acuerdo firmado a nivel internacional por la ANP y con el programa político que adoptaron las instituciones de la OLP.
Las negociaciones políticas, subrayó, seguirán a cargo de la OLP, como la única representante legítima del pueblo palestino. El presidente también le advirtió a Israel que toda acción punitiva del gobierno israelí que fuera perjudicial para los intereses del pueblo palestino no quedaría sin una respuesta adecuada.
Las declaraciones de Abbas reflejan claramente la preocupación palestina por la posibilidad de que Israel tome represalias, algo que integrantes del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu advirtieron si continuaba el proceso de reconciliación entre Fatah y Hamás.
Estas amenazas se refieren a Hamás, en particular, la facción islamista que Israel y muchos países occidentales consideran una organización terrorista.
Netanyahu no dejó pasar el tiempo para actuar tras el anuncio del nuevo gobierno palestino. El líder israelí convocó de inmediato a su gabinete de política y seguridad a una reunión urgente para analizar la forma de responderle a la ANP a raíz de la alianza con Hamás.
El consejo de ministros decidió concederle la autoridad a Netanyahu para imponer sanciones a la ANP y al gobierno de reconciliación, sin especificar detalles.
Para algunos observadores, el gabinete israelí eligió un camino de centro para satisfacer a los dos extremos. Por un lado está el testarudo Naftali Bennett, ministro de Economía y líder del partido de derecha El Hogar Judío, que rechaza cualquier acuerdo con los palestinos y exige el castigo y la anexión de sus tierras para ponerlas bajo «soberanía israelí».
Y en el otro extremo se encuentra Yair Lapid, el ministro de Hacienda y presidente del partido Yesh Atid (Hay un Futuro), que llamó a la espera y se sumó así al canciller Avigdor Lieberman, quien dijo que el gobierno de Israel no debe apresurar una respuesta a los palestinos.
El gobierno de Hamás en la Franja de Gaza -que pasó los últimos siete años con un riguroso asedio israelí, el cierre casi permanente de los pasos que conducen a Gaza y sucesivas crisis financieras- , dimitió y el ex primer ministro Ismael Haniya declaró en conferencia de prensa que le daba la bienvenida a la nueva administración de consenso y subrayó la necesidad de acabar con la división entre los palestinos.
Uno de los desafíos que tiene el nuevo gobierno es reparar la relación de Gaza con Egipto, del cual se espera que reabra el cruce de la ciudad de Rafah que une a la Franja de Gaza con el resto del mundo. El Cairo había puesto como condición para esa reapertura la formación de un gobierno palestino de unidad nacional.
Mientras tanto, Egipto elogia la unidad palestina.
«La formación de un gobierno de consenso nacional palestino es un paso importante para apoyar la unidad palestina y la restauración de los derechos legítimos del pueblo..., principalmente el derecho a la autodeterminación y el establecimiento de su propio estado independiente y soberano basado en las fronteras del 4 de junio 1967», declaró el lunes 2 el portavoz del Ministerio de Exteriores egipcio, Badr Abdel Atti, en alusión al día previo en que se produjo la ocupación israelí del territorio palestino.
Los próximos días serán muy importantes para ver cómo el flamante gobierno palestino ejerce sus funciones, en particular en la Franja de Gaza, que ha sufrido mucho durante los años de abusos y violaciones de los derechos de las personas e instituciones.
El gobierno necesitará tiempo y medidas concretas para recuperar la confianza de la población palestina.