Miles de manifestantes han hecho todo lo posible para retrasar la llegada del tren cargado con residuos nucleares a su destino. El convoy ha acumulado un retraso de 11 horas. En diversos puntos del camino los activistas antinucleares se encadenaron a las vías o hicieron sentadas pacíficas, muchos agricultores bloquearon las carreteras con tractores.
Estas han sido las manifestaciones más numerosas, 50.000 personas, según los organizadores, 20.000 según la policía, desde que en 1995 Alemania comenzara a enviar a Francia sus residuos nucleares para que en una planta de procesado del grupo Areva fueran tratados y vitrificados y enviados de vuelta a Alemania.
Este es el duodécimo convoy que hace el camino cargado con residuos. Son 123 toneladas de basura nuclear en contenedores especiales llamados Castor.
Durante toda la jornada del domingo se produjeron episodios de violencia entre antinucleares y policía que ha recurrido a porras, gases lacrimógenos y cañones de agua para despejar las vías del tren y los alrededores.
Pasadas las nueve de la mañana de este lunes el convoy llegaba a la estación de Dannenberg. Desde una vía de descarga los contenedores serán transbordados a camiones y por carretera recorrerán los últimos 20 kilómetros hasta la mina de sal abandonada de Gorleben en la que serán almacenados.
Según las encuestas el 75% de los alemanes son contrarios a las centrales nucleares. La opinión pública alemana está muy alterada con la decisión del gobierno de prolongar la vida de las 17 centrales que hay en el país. «Merkel ha provocado a la sociedad al prorrogar la vida de la energía nuclear y esta es la respuesta de la gente», ha dicho el dirigente de Los Verdes Juergen Trittin.