Lance Armstrong, el siete veces campeón del Tour de Francia, ha hecho añicos su heroicidad. ante las dudas que creaba sus excepcionales resultados deportivos siempre negó haber hecho trampsas y se basaba en el hecho de que nunca dio positivo en un control antidopaje. Ahora se ha demostrado que durante años utilizó drogas para mejorar su rendimiento. La USADA (Agencia Estadounidense Antidopaje) ha demostrado que el ciclista tejano se sirvió de un programa muy sofisticado para enmascarar el dopaje. Tan sofisticado que han pasado más de 13 años desde que ganará el primer tour hasta que se ha descubierto la red.
Por fin se ha desvelado uno de los mayores secretos del dopaje en el ciclismo. Lance Armstrong, el ganador -hasta ahora indiscutible- de 7 tours de Francia, se sirvió de un detallado programa de dopaje. La USADA, que implica a varios médicos españoles e italianos en toda la trama, ha dicho que «el informe demuestra sin ninguna duda que el US Postal Service Pro Cycling Team corrió con el más sofisticado, profesionalizado y exitoso programa de dopaje que el deporte jamás ha visto».
El informe ocupa más de 1.000 páginas y se recoge las declaraciones juradas de 26 testigos, 15 de ellos corredores. También se detallan pruebas documentales sobre pagos financieros, correos electrónicos y pruebas de laboratorio que demuestran como se uso y distribuyó droga para mejorar el rendimiento de Lance Armstrong. Los europeos implicados en este sistemático regimen de dopaje son el belga Joahn Bruyneel, director deportivo y actual manager del RadioShack-Nissan, el italiano Michele Ferrari y los españoles Luis García del Moral, Pedro Celaya y Pepe Martí. Todos ellos deberán declarar ante la justicia.
Detrás de todo este negocio hubo también víctimas inocentes, como los jóvenes que se negaban a doparse para mejorar sus resultados. Muchos de ellos quedaron apartados del equipo. Otros ciclistas, que sí aceptaron las drogas que se les administraban, tuvieron que guardar un «Código de silencio». Y por último los contribuyentes estadounidenses, que aportaron decenas de millones de dólares de financiación pública para apoyar al US Postal. Eso sin tener en cuenta a los millones de aficionados a este deporte que fueron engañados por las épicas hazañas del corredor tejano.
«Hemos escuchado a muchos deportistas que se han enfrentado al injusto dilema de doparse o no competir al más alto nivel. Muchos de ellos abandonaron sus sueños y dejaron el deporte porque rechazaron poner en peligro su salud y participar en el dopaje. Ha sido un tremendo coraje de los corredores del US Postal y de otros el de dar un paso adelante y hablar sinceramente, lo han hecho por el bien del deporte y por los jóvenes que esperan alcanzar un día sus sueños sin usar métodos o drogas peligrosas», sentencia la USADA.
Si Armstrong y sus compañeros de ciclismo han demostrado que no son unos deportistas modélicos, a ellos hay que añadir a los jugadores de la selección española de baloncesto que destrozaron las habitaciones en las que se alojaron en la Villa Olímpica, durante las Olimpiadas de Londres. La selección ocupó dos apartamentos con seis jugadores cada uno y cuando las abandonaron dejaron el mobiliario totalmente inservible. El Comité Olímpico Español (COE) pagó 11.000 euros por los desperfectos que se produjeron al día siguiente de la final de baloncesto, donde los europeos cayeron por 107-110 contra el equipo estadounidense. Los Gasol, Navarro, Calderón y el resto del equipo disputaron un partido memorable en la cancha pero fuera de ella dieron un claro ejemplo de gamberrismo.