Un documento conjunto presentado en Washington sugiere que estos ejemplos representan una alternativa democrática desde el Sur. El proyecto conjunto Democracy Works (la democracia funciona) también se distancia del debate político sobre los beneficios de los sistemas autoritarios, una tendencia que se había fortalecido tras la crisis financiera mundial estallada en 2008.
Clave en esta discusión ha sido el caso de China, cuyo gobierno logra altos niveles de crecimiento, pero sin sacar de la pobreza a cientos de millones de personas. China integra junto con Rusia otro bloque donde están los tres países de IBSA, conocido como los BRICS. «Lo que me interesa de este asunto es que el debate internacional sobre esto es muy real», expresó Anne Applebaum, editora del proyecto, en la presentación del informe de Democracy Works en Washington.
«Hace unos días, el presidente de Egipto comentó 'no podemos tener ese estilo occidental de democracia. Sencillamente no habrá de funcionar'. El punto es que, para más países de los que se piensa, sí parece existir una dicotomía. Usted puede elegir ser Suecia, por un lado, o China», agregó.
Democracy Works funciona con la colaboración del Instituto Legatum, de Londres, el Centro para el Desarrollo y la Empresa, de Johannesburgo, el Centro de Investigación Política, de Nueva Delhi, y el Instituto de Estudios de Trabajo y Sociedad, de Río de Janeiro. El proyecto destaca a los países de IBSA como ejemplos del Sur donde la democracia funciona, pero también parte del principio de que la gestión democrática no es ni mejor ni peor que los regímenes autoritarios en cuanto al desarrollo económico.
«Sabemos por diversos estudios empíricos que la democracia, como forma de gobierno, no ayuda ni daña al desarrollo económico», señala Ted Piccone, un estudioso de la política exterior de Brookings Institution, un centro de estudios de Washington. «La única ventaja de las democracias es que evitan los grandes vaivenes que se ven en los estados no democráticos, con picos altos y períodos bajos, y esos períodos bajos pueden desencadenar el hambre, la violencia, los conflictos». A su juicio, «en general, hay más competencia abierta en torno al poder político, y eso le brinda a la comunidad de inversionistas o de negocios una mayor previsibilidad y fiabilidad».
El modelo de IBSA
A pesar de sus marcadas diferencias, India, Brasil y Sudáfrica son consideradas actualmente como democracias estables, y cada una experimentó un crecimiento fuerte que benefició a un gran número de personas. «Estos tres países demuestran que es posible que un país esté étnicamente y socioeconómicamente dividido, sea desigual y relativamente pobre, y sin embargo mantenga la democracia», afirma Applebaum. «La democracia confiere algunas ventajas, como derechos humanos, libertad de prensa, libertad de expresión. Y teniendo todas esas cosas se puede tener, al mismo tiempo, desarrollo económico», agrega.
De los tres, Sudáfrica es la democracia más joven, porque celebró sus primeras elecciones libres en 1994, cuando llegó al poder el Congreso Nacional Africano e instituyó reformas para mitigar los desequilibrios raciales en términos de empleo y la propiedad de la tierra. Al sistema democrático se le atribuye una participación política más pluralista que la vivida durante el régimen racista del apartheid (1948-1992).
Mientras tanto, el índice de pobreza sudafricana disminuyó, sobre todo en la última década, según variadas formas de cálculo de ese indicador. Brasil recuperó la democracia en 1985, tras 21 años de dictadura militar, aunque desde entonces su crecimiento económico ha sido errático. Sin embargo, la tendencia general de crecimiento económico y sólidas políticas sociales han permitido el aumento de la inversión, la expansión de la productividad y la caída de la desigualdad en los ingresos, señalan analistas de Democracy Works.
Por último, India, uno de los países más grandes y pluralistas del mundo, ha sido una democracia estable desde 1950, y el Índice Democrático de la revista The Economist la sitúa en el lugar 38 en una muestra de 165 estados. En 1991 el país liberalizó muchos aspectos de su economía, lo cual generó inquietud social pero también permitió un crecimiento económico del 8,5 por ciento hasta 2010, aunque la cifra descendió a partir de ese año. La expansión y la riqueza también se extendieron a los sectores más marginados de la sociedad.
India es también un ejemplo exitoso de gobierno de coalición, lo cual desmiente la idea de que las coaliciones tienden a desacelerar el crecimiento económico. Además, la ampliación de la toma de decisiones conlleva importantes beneficios secundarios, ya que las democracias pueden crecer más lentamente, pero también de manera más equitativa.
Por ejemplo, en Brasil entre 1990 y 2010 el producto interno bruto por habitante creció de aproximadamente 5.000 a 12.000 dólares. En ese mismo período, el indicador de la desigualdad conocido como coeficiente de Gini y donde 0 es la igualdad total, cayó de 0,60 a 0,53. Una tendencia opuesta se observa en China. Desde 1980, poco después de que el país aplicó reformas económicas, el coeficiente de Gini creció de 0,3 a 0,55.
«Las democracias están mejor equipadas para lidiar con las desigualdades», asegura Piccone, del Brookings Institution. «No es de forma automática... sin duda existen altos niveles de desigualdad en IBSA y Estados Unidos, así que es una opción política. Pero al menos es una opción y permite que suceda el debate y el cambio de las políticas», puntualizó.
Menos dramatismo
De hecho, en los países IBSA persisten obstáculos importantes, incluso crecientes. Los analistas advierten que la corrupción oficial socava la eficacia de las políticas públicas, mientras otros sugieren que los planes de redistribución de la riqueza deben equilibrarse mejor con los principios macroeconómicos. Los autores de Democracy Works recomiendan que tener más democracia, y no menos, es la solución. Por ejemplo, el fortalecimiento de las instituciones y de los mecanismos de control para reducir la corrupción, dicen, mejoraría la eficacia de las políticas sociales públicas al asegurar que los recursos les lleguen realmente a los más pobres.
El informe analiza un sitio digital de India que le permite a la gente denunciar casos de soborno en los servicios estatales. Un departamento de transporte apareció denunciado con tanta frecuencia que su encargado convocó a los empleados de la página web para que presentaran sus conclusiones al personal del organismo, en el intento de reducir la cantidad de sobornos. Cuando en China surgió una página web similar, el gobierno lo clausuró en pocas semanas.
«Las democracias no son sólo una herramienta fundamental para conseguir un mejor desarrollo, sino que son buenas por sí mismas», afirma Piccone. «Eso es lo interesante de IBSA... que tuvieron muy buenos resultados económicos y atendieron muy bien a sus ciudadanos, incluido el acceso a los servicios sanitarios, la educación, una mayor esperanza de vida, menor mortalidad infantil, etcétera», asegura. «No es cierto que el Sur en desarrollo debe seguir el modelo autoritario. Estas democracias pueden crecer y actuar... El crecimiento puede no ser tan dramático, pero los momentos malos tampoco lo son», destaca.