«Hoy a las cuatro de la mañana (hora polaca, 03:00 GMT), la delegación de Bolivia y las de todo el Grupo de los 77 se retiró porque no vemos un compromiso claro de los países desarrollados para lograr un acuerdo», dijo el jefe de la misión de ese país sudamericano, René Orellana.
El Grupo de los 77 (G-77) más China es el nombre que identifica al bloque de los 133 países en desarrollo en las negociaciones dentro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Lo que parece haber ocurrido durante la sesión nocturna del grupo de contacto sobre daños y pérdidas es que el negociador boliviano Juan Hoffmaister, que representaba al G-77 en esa reunión, se retiró en nombre de los países en desarrollo.
Se trata de una medida de fuerte contenido simbólico porque no tiene precedentes al menos en la última década de conferencias de las partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Al inicio de la COP 19, el G-77 presentó un borrador para crear un mecanismo destinado a solventar los daños y pérdidas que causan los desastres atribuibles al cambio climático. Este instrumento constituiría el tercer pilar de la Convención, junto con la mitigación y la adaptación.
Pero las potencias industriales se muestran renuentes a darle semejante protagonismo a la cuestión de los daños y las pérdidas.
Orellana explica que la retirada obedeció a la actitud de países ricos, como Noruega, que propusieron trasladar el mecanismo de daños y pérdidas del marco de la Convención, como había propuesto el G-77, al de la Cumbre Río+20, celebrada el año pasado en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, que no es obligatorio ni vinculante.
«El G-77 impulsó una propuesta muy constructiva y se ha comprometido de manera significativa con todos los países, y entonces (en la sesión sobre daños y pérdidas de las primeras horas de este miércoles), los australianos se comportaron como adolescentes en una clase de secundaria, de forma ruda e irrespetuosa», comenta el activista Harjeet Singh, de ActionAid International.
«Pero, sobre todo, a mitad de la noche, Noruega apareció con una propuesta en la que lo rechazan todo: discutir las pérdidas socioeconómicas, las no económicas, la rehabilitación y la compensación», agrega Singh.
Que pregunta «Esos son los elementos centrales de un mecanismo sobre daños y pérdidas. Si no los discutimos, ¿cómo podemos hablar de daños y pérdidas?». Los países en desarrollo han insistido en que el mecanismo de daños y pérdidas es su prioridad para la COP 19.
El supertifón Haiyan, que golpeó mortalmente a Filipinas en vísperas del comienzo de la conferencia en Varsovia, refuerza los argumentos de quienes sostienen que varios países están soportando los impactos devastadores de las transformaciones del clima desatadas por la contaminación humana de la atmósfera.
Según un documento interno de Estados Unidos, al que hemos tenido acceso, para el gobierno de ese país, aceptar daños y pérdidas equivaldría a «centrarse en la culpa y la responsabilidad». Esto es, las naciones industriales deberían admitir su responsabilidad histórica por las emisiones de gases causantes del cambio climático y comprometerse a pagar por ellas.
Australia y Noruega parecen haber llevado esta repugnancia por los daños y las pérdidas a la sesión de la madrugada.
El negociador de Gran Bretaña, Ed Davey, confirmó una postura similar de Londres. «No aceptamos el argumento sobre compensación. No creo que un análisis sobre compensación sea justo ni acertado, pero eso no quiere decir que no estemos comprometidos en ayudar a los países más pobres a adaptarse», dijo.
La comisaria de la Unión Europea para la Acción Climática, Connie Hedegaard, consideró preocupante que los países en desarrollo adopten una postura tan dura y exhortó a las delegaciones a no descarrilar las negociaciones.
Si bien la retirada expone al G-77 a ser acusado del fracaso de la COP 19, los gobiernos del Sur en desarrollo y las organizaciones no gubernamentales señalan que han sido la actitud y la conducta de los países industriales las que han forzado este ultimátum.
«Estamos muy desalentados por la lentitud de las negociaciones sobre daños y pérdidas, la medida más importante para determinar el éxito en Varsovia», dice el jefe de la delegación de Filipinas, Yeb Sano.
«La retirada se produjo porque la propuesta del G-77 y China, muy sólida, no ha recibido suficiente impulso», explica la activista Meena Raman, de la organización no gubernamental Red del Tercer Mundo. «Esta es una táctica dilatoria de los países desarrollados para no tener que tomar una decisión aquí en Varsovia».
En general, los países ricos han dado señales de escaso entusiasmo desde que empezó la COP 19, el 11 de este mes.
Esta semana, Japón anunció que abandonaba su compromiso previo de reducir en un 25 por ciento sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2020, y que solo se comprometería a bajarlas en un tres por ciento.
Australia ha hecho saber de su intención de eliminar un impuesto a las emisiones de CO2, mientras que Canadá ha indicado que quizá no cumpla el compromiso de reducción que había asumido en la COP celebrada en 2009 en Copenhague.
Los países en desarrollo han dicho que están dispuestos a discutir más compromisos si sus contrapartes del mundo rico adoptan posturas más serias.
Por ejemplo, a su llegada a Varsovia este miércoles 20, la ministra de Ambiente de India, Jayanthi Natarajan, dijo que su gobierno está abierto a que el ya existente Fondo Verde para el Clima efectúe desembolsos para costear daños y pérdidas mientras se crea y echa a andar el mecanismo apropiado.