El líder de la Unión Social Liberal –coalición entre los socialdemócratas del PSD y los liberales del PNL- fue investido como primer ministro por el Parlamento rumano con 284 votos a favor y 92 en contra.
El mismo día de la votación se reunió con la delegación de la troika –FMI, Banco Mundial y Comisión Europea- que acordó un crédito a Rumanía de 13.000 millones en 2009. Les anunció su compromiso de no sobrepasar el 3% de déficit presupuestario establecido por la Comisión Europea como límite; pero al mismo tiempo les informó de que pensaba obtener 800 millones de euros extra incrementando dicho déficit del 2,4% al susodicho 3%.
Ponta tiene la intención de utilizar esos 800 millones extra para devolver en parte el poder adquisitivo perdido por el funcionariado en 2010, cuando el gobierno conservador del PDL rebajó un 25% sus salarios. Según anunció el nuevo ministro de economía, Florin Georgescu: «Los salarios de los funcionarios crecerán a partir del 1 de junio un 8%, con otra subida del mismo nivel prevista para el 1 de diciembre; el objetivo es que a lo largo de 2013 el funcionariado recobre el poder adquisitivo que tenía en 2010».
Otra medida con un importante apoyo popular ha sido la propuesta de reducir el IVA a productos de primera necesidad como carne, leche, pan y legumbres del actual 24% al antiguo 19%. Sin embargo, esta medida se aplicaría tras las legislativas de noviembre y siempre y cuando USL ganara las elecciones.
Para contrarrestar la hipotética caída de ingresos, Ponta anunció el incremento de impuestos a las grandes fortunas y establecer como prioridad absoluta la absorción de fondos europeos, ya que de los 18.200 millones acordados a Rumanía para el período 2007-13 sólo se han absorbido hasta el momento un 6´56%.
La segunda mitad del 2012 se presenta trepidante con una doble cita electoral: en junio elecciones municipales y en noviembre legislativas. Históricos dirigentes socialdemócratas como el ex presidente Iliescu desaconsejaron a Ponta hacerse con el gobierno en la actual situación económica, avisándole que la actual ventaja que anuncian los sondeos de cara a noviembre –un 52% de votos para USL- podría desvanecerse.
No obstante, Ponta cree que la aplicación de la doctrina Hollande –se debe luchar contra el déficit, pero la austeridad no puede convertirse en una condena para la población-, puede provocar una reacción positiva en el electorado rumano.