Médicos Sin Fronteras (MSF) ha sufrido el saqueo en sus instalaciones de Bentiu, capital del estado de Unidad, en Sudán del Sur, lo que muestra la fragilidad de la situación que vive el país africano. La organicación internacional, era una de las pocas organizaciones humanitarias que seguía presente en la ciudad, en donde proporcionaba asistencia médica a los desplazados internos y a los heridos. Los resposables de MSF han «condenado enérgicamente el saqueo», un acto que compromete sus operaciones en Bentiu y pone en peligro la respuesta humanitaria de la organización a las consecuencias de la actual ola de violencia que se vive en el país.
«Es inaceptable que una de las pocas organizaciones humanitarias que aún prestaban asistencia humanitaria a la población de Bentiu haya sido saqueada», exclama Raphael Georgeu, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. «MSF hace un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que se garantice la integridad de las estructuras sanitarias y el acceso de las comunidades afectadas a los servicios de salud y para que se permita llegar a todos los pacientes, independientemente de su procedencia y origen étnico, hasta los centros médicos».
MSF lleva trabajando en Bentiu desde el año 2010. Antes de que estallara el actual conflicto, la organización tenía servicios médicos para el tratamiento de la tuberculosis, el VIH-SIDA y la desnutrición. Tras el estallido de la violencia, los equipos de MSF ha centrado sus prioridades en dar cuidados postoperatorios a los heridos que permanecen en el hospital y en proporcionar atención primaria de salud a los desplazados que han buscado refugio en las instalaciones de Naciones Unidas.
El conflicto ha provocado que miles de personas se hayan visto privadas de asistencia sanitaria en Bentiu. Se estima que unas 10.000 personas han tenido que abandonar sus hogares en los últimos días, huyendo en dirección a Leer. «En Bentiu y en sus alrededores hay miles de personas sin acceso a agua potable, sin alimentos y sin atención sanitaria», afirma Raphael Georgeu. «Somos conscientes de la importancia que tiene ahora mismo nuestra presencia para la población de Bentiu. Sin embargo, MSF no podrá retomar las operaciones en la zona hasta que la seguridad de nuestros pacientes, del personal y de las instalaciones esté garantizada».
Debido a la situación de inseguridad, un día antes del saqueo los equipos de MSF habían sido reubicados en Leer -a tres horas y media de distancia de Bentiu y el lugar hacia el que se dirigen muchos de los desplazados- , donde están proporcionando apoyo a sus colegas en el hospital que la organización gestiona en esta ciudad desde hace más de 25 años. Además de los servicios médicos habituales, los equipos de Leer están empezando a recibir numerosos heridos de guerra desde Bentiu.
«Miles de personas han huido de la ciudad, saliendo apresuradamente de sus casas y sin poder llevarse apenas nada. Estamos haciendo todo lo posible para saber si estas personas tienen acceso a agua, comida y atención médica en la carretera que va desde Bentiu a Leer y preparándonos para dar asistencia a aquellos que más la necesitan».
MSF trabaja en lo que hoy constituye la República de Sudán del Sur desde 1983, y actualmente gestiona 15 proyectos en nueve de los diez estados del país: en Agok, Aweil, Gogrial, Gumuruk, Leer, Maban, Malakal, Nasir, Yambio, Lankien, Yuai y Yida. Además, ha puesto en marcha tres proyectos de emergencia en Juba, Awerial y Malakal. MSF responde a las emergencias, incluyendo desplazamientos a gran escala, flujos de refugiados, situaciones alarmantes de nutrición y picos de enfermedades como sarampión, malaria, diarrea acuosa y kala azar, además de dar servicios de salud básicos y especializados. La organización cuenta actualmente con 228 trabajadores internacionales y 2.917 trabajadores locales en sus proyectos en Sudán del Sur. NP MSF