«Un mismo salario por el mismo empleo. Un salario mínimo en todas partes». El autor de la frase es el candidato del Partido Popular Europeo (PPE) en las elecciones europeas del 25 de mayo, Jean-Claude Juncker. En plena campaña electoral, el luxemburgués ha exigido el establecimiento de una remuneración base en toda la Unión Europea, para evitar así las grandes diferencias entre los países miembros. Luxemburgo es precisamente el Estado con la cifra más elevada cuando se habla de esta referencia económica: 11,50 euros a la hora; es decir, más de 1800 euros al mes. «Esto ha llevado a que no haya estallado una pobreza masiva y una urgencia alimentaria», ha apuntado Juncker.
Otro contraluz europeo lo completan la República Checa (todavía fuera del euro, el salario mínimo se creó en 2006 y está fijado 1,86 euros la hora; es decir, 312 euros al mes) y Francia (más de 1.400 euros brutos mensuales).
No siempre es una cifra exacta. Por ejemplo, en Holanda oscila entre los 543 euros para los trabajadores de 15 a 23 años y a partir de esa edad sube hasta más de 1.400 euros. Y en Austria cada sector fija su remuneración mínima, que desde 2009 no puede ser inferior a 1.000 euros brutos mensuales.
Y no siempre existe. Hasta 2015 no habrá sueldo mínimo alguno en Alemania: el Gobierno acaba de aprobar un proyecto de ley que establecerá un salario mínimo interprofesional de 8,5 euros a la hora en todo el país a partir del próximo ejercicio. Quedan fuera de los cálculos los parados de larga duración que encuentren nuevamente trabajo durante sus primeros seis meses de contrato. También carecen de esta figura económica Dinamarca, Chipre, Italia, Finlandia, Suecia, Noruega, Suiza e Islandia.
Tres años congelado
La llegada de la troika a Portugal, de la que ahora se cumplen tres años, supuso la congelación del salario mínimo, que se incrementaba anualmente y estaba previsto subir a los 500 euros. Nunca alcanzó esa redonda cifra. A poco más de un año de las elecciones legislativas lusas, con las europeas a la vuelta de la esquina, y con el fin de la intervención de la troika previsto para dentro de un mes, el primer ministro Passos Coelho ha anunciado la disposición del Gobierno para retomar el asunto del salario mínimo. La medida será abordada dentro de un paquete amplio de medidas que incluye la flexibilización del mercado de trabajo. El aumento podría afectar a los aproximadamente 400.000 portugueses que cobran los 485 euros.
El Fondo Monetario Internacional, El Banco Central Europeo y la Comisión Europea, el triunvirato que forma la troika, también han congelado la situación de Grecia: 580 euros hasta el año 2016, mientras que la cifra para los menores de 25 años es de 511 euros.
En España, la situación es similar: el salario mínimo se congeló en 2012 y un año después subió apenas cuatro euros, hasta los 645 euros, cifra en la que se encuentra ahora. Hacia dónde irá es una incógnita sin resolver: en plena campaña electoral para el Parlamento Europeo, el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha confesado que si de algo se arrepiente «es de no haber subido el salario mínimo algo más». Pero el Círculo de Empresarios ha pedido bajarlo para los parados sin formación, rebaja que también han solicitado el FMI y el Banco de España.