El artista Benoit Thiollent, ha inventado un aparato que alerta a los ciudadanos de que quizás se toman la vida demasiado rápida. Thiollent ha instalado, cerca del palacio de Justicia y de la catedral , unos paneles dotados con un flash automático, muy similares a los que se utilizan para los vehículos.
«Peatones, más despacio» se puede leer en unos carteles que limitan la velocidad a 3 km/h, eso, sin duda, permite pasear y tener tiempo para observar el entorno y apreciar el patrimonio de la ciudad. En uno de esos paneles se invita a los transeúntes a descubrir dos estatuillas de madera junto a una vieja tienda de esta ciudad de la Alta Normandía francesa. La propuesta se inscribe en el marco del festival anual de arte contemporáneo de Rouen que finaliza este domingo.
Richard Wiseman realizó en 2006 un estudio entre miles de peatones en los centros urbanos de ciudades como Nueva York, Singapur, Londres o Madrid. Y comparó los resultados con los que se obtuvieron en una investigación similar a principios de los 90. Descubrieron que el ritmo de vida es ahora un 10 por ciento más rápido que en el estudio anterior. Las ciudades europeas «más rápidas» son Copenhague y Madrid. En ambas ciudades un peatón recorre 18 metros en 10,82 segundos. Tan sólo superada en Singapur donde los peatones cubren la misma distancia en 10,55 segundos. En Bucarest, necesitarían 14.36 segundos. Y aunque parezca extraño en París ese mismo recorrido lo realizan en 12.65.
Según estos científicos la marcha de sus peatones da una idea del ritmo de vida de esa ciudad. Además comprobaron que en las ciudades con ritmo más rápido, las personas tienen más enfermedades coronarias y están menos dispuestas a ayudar a otros.