Hablamos con Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE
Por Ángela Gonzalo
El italiano Mario Pezzini ha sido asesor económico de varias organizaciones internacionales como la OIT, la ONUDI o la Comisión Europea. Experto en gobernanza y desarrollo rural y urbano, es desde 2010 director del Centro de Desarrollo de la OCDE, organización a la que se incorporó en 1995. En su último informe sobre la situación económica de América Latina alerta de los riesgos a los que se enfrentan los países de la zona tras los primeros síntomas de recuperación de Estados Unidos y la Unión Europea y la ralentización de la economía china.
euroXpress.- Los expertos empiezan a llamar la atención sobre el fin del decenio dorado de América Latina, especialmente por su dependencia en la exportación de recursos naturales, la baja productividad y la falta de inversiones en infraestructuras e investigación y desarrollo
Mario Pezzini.- Estamos hablando de países muy diversos en el ámbito económico, porque varía mucho la dependencia económica que cada uno tiene de sus recursos naturales. Hay un grupo de países que se han beneficiado hasta ahora del aumento de la demanda de las materias primas y han diversificado sus relaciones comerciales, aprovechando la necesidad de esos recursos naturales que tenía China. Eso les ha permitido salir de la crisis de 2008 de forma muy eficaz, pero la situación se está modificando en parte, y este cambio en el contexto internacional puede afectar de manera diferente a muchos de los países latinoamericanos. Sin ninguna duda hay una tendencia internacional, donde el centro de interés económico se está desplazando a Asia y a los países del sur.
eXp.- Estamos en un mundo en cambio vertiginoso
M.P.- Así es, y esto produce muchos fenómenos. Por una parte se está reduciendo la pobreza extrema, y vemos que en los próximos 20 años ingresarán al mercado laboral unos 1.500 millones de personas. También hay cambios de los patrones comerciales, China se ha convertido en el socio más importante de África, pasando por delante de Estados Unidos y los países europeos. Durante los próximos años veremos como continuará el desplazamiento de la riqueza. Hay retos comunes a los que se enfrenta todo el mundo, como la productividad. Hasta ahora en China la competitividad se basaba en precios baratos, pero en estos momentos empiezan a tomar en serio el aspecto de la inversión y tienen otro reto, el de la cohesión social. Porque como siempre este crecimiento produce un aumento de desigualdades y si no lo afrontan pueden producirse tensiones sociales graves.
eXp.- ¿Es lo que hemos visto en las primaveras árabes o últimamente en Turquía o Brasil?
M.P.- El problema de la cohesión social se inició con las primaveras árabes, ha seguido también en Tailandia, en Chile con los estudiantes, en Brasil, en Turquía... como se ve es una tendencia general. Los conflictos sociales aumentan en China donde han incrementado los salarios y no es un fenómeno específico. Esto quiere decir que en general en estos países tienen un problema y es poner en marcha políticas de protección social. Deben afrontar las demandas sociales que, esquemáticamente, está ligada al hecho que los ciudadanos han dejado la pobreza extrema y tiene expectativas, quieren modificar su estilo de vida y su situación, pero permanece en una situación muy vulnerable, porque viven en países donde se crean oportunidades, pero cuando las personas salen de la pobreza extrema, ¿qué política social encuentran? Muchas veces no existe y corren el riesgo de regresar a la pobreza. Es entonces cuando la expectativa y la vulnerabilidad provocan frustración y aumentan las tensiones. Los que han pasado a formar parte de la clase media se encuentran con que los servicios que necesitan, como el transporte, está más congestionado porque no pueden asumir a un número creciente y tan importante de clientes. Este es un gran problema que sufren países que tienen altas tasas de crecimiento, una deuda contenida, un reducido déficit público, y ciudadanos que ha accedido a la educación no solo básica, sino secundaria y universitaria.
eXp.- Entonces, ¿las tensiones sociales son producto del propio crecimiento económico?
M.P.- Si la economía no ofrece oportunidades de crecimiento personal y de empleo de calidad, se produce la tensión. Eso lo saben los chinos y lo sabe Brasil. El gobierno brasileño ha puesto en marcha un programa extraordinario de reducción de las desigualdades pero debe resolver como traduce eso en algo sostenible económicamente. Muchos de estos países en desarrollo tienen un grave problema: la reforma fiscal, que no se ha hecho. Cuando los precios de la materia prima eran muy altos, cuando el crecimiento era fuerte, ese era el momento de capitalizar, de hacer una reforma fiscal que creara una base sostenible para hacer política pública. No solo se trata de recaudar sino también de ver como se invierte, en qué se destina ese dinero.En los países de la OCDE, la recaudación fiscal media es del 33 al 36% del PIB, en Brasil, Argentina, Uruguay está en el 30% con tasas relativamente elevadas. China está al 26% y muchos países latinoamericanos están en porcentajes por debajo del 15%. Con eso ¿qué política económica se hace?
eXp.- Parece que se sabe cual es la enfermedad, pero nadie tiene el remedio
M.P.- La política fiscal es un cambio de contrato social que el estado debe realizar con los ciudadanos y aquí cuenta mucho la política, la capacidad de la clase dirigente de empujar esta reforma fiscal. Muchas veces hay comportamientos partidistas que no facilitan un cambio que es básico para la política pública. No se puede decir que Europa está en crisis porque tiene una política fiscal elevada, por que los países que tienen la política fiscal más alta y la política social más elevada son los países nórdicos, y no tienen crisis. Por lo tanto el problema no es solo la política fiscal, hay otra área igualmente crucial que es la productividad.
eXp.- ¿Cómo se traduce eso en América Latina?
M.P.- La productividad permanece estancada por varias razones, la primera es porque Latinoamérica basa su productividad en sus recursos naturales lo que polariza la economía. Competitivo en salario alto, el sector manufacturero está expuesto a una competencia que no puede afrontar por la tasa de cambio, porque no tiene tradición industrial. Entonces hay que reconstruir esta falta de experiencia industrial. Países como Chile han puesto en marcha unos proyectos de industrialización y aprovechamiento de sus recursos naturales añadiendo innovación. Brasil ha hecho y continua haciendo esfuerzos en esta dirección.
eXp.- Cuando empezó la crisis en Europa y Estados Unidos en 2007-2008, se dijo, y la OCDE fue una de las instituciones que lo lideró, que se iban a frenar los paraísos fiscales, pero no se ha hecho casi nada en ese sentido.
M.P.- La OCDE ha hecho mucho en este campo identificando algunos casos particulares, pero sobre todo poniendo en marcha mecanismos a los que se están adhiriendo muchos países que ya están facilitando información bancaria, que es el primer paso básico. Hay unos 70 países que intercambian información en este ámbito. Eso antes era muy complicado, y en algunos casos pedían tantos documentos que era casi imposible que hubiera una transparencia bancaria. Ahora estamos ya hablando de un intercambio automático de los datos, eso quiere decir que un ciudadano de otro país abre una cuenta y se pasa la información a la autoridad fiscal de su propio país, con lo cual lentamente estamos moviendo cosas. Incluso la OCDE está trabajando en la práctica de la transferencia de los precios en los mercados internacionales, para saber cuánto valen los productos intermedios que, por ejemplo pasan de Brasil, donde se producen, a España, donde se vende el producto final. Es un trabajo inmenso, por que hay que arreglar muchas cosas, y eso lleva tiempo. Aun así, creo que hay un progreso significativo.
eXp.- Habla de políticas fiscales, pero nadie controla el dinero negro
M.P.- Estoy totalmente convencido de que hay que afrontar el flujo de capitales ilícitos. Se ha creado una comisión liderada por el expresidente sudafricano, Thabo Mbeke, y la comunidad internacional está haciendo muchos esfuerzos. Ahora ¿en qué medida van a ser eficaces? Está claro que es un reto importante, pero nos hemos movido. Una cuestión diferente es la tasa Tobin, el movimiento de los mercados, que es otra cuestión porque no hablamos de dinero ilícito, sino que evade el control fiscal. Hay un problema de legitimación fiscal, porque luego el ciudadano pregunta ¿porqué tengo que pagar más si después se gasta mal? Entonces, hay que hacer paralelamente una política de reforma de recaudación y de gasto. Alguna encuesta que hemos hecho con Gallup en América Latina, nos muestra que si la gente vé que los servicios públicos mejoran, está dispuesta a pagar impuestos.
eXp.- El multilateralismo está cambiando las relaciones de poder y muchos países piden estar presentes en los organismos internacionales, tener voz y voto. Pero a la vez vemos como en un mundo globalizado, se hace cada vez más necesaria la existencia de organismos regionales.
M.P.- En el Centro de Desarrollo de la OCDE hemos comprobado que no hay un solo modelo de desarrollo y que hay que aprender de la diversidad y reducir la homogeneidad. Uno no puede intentar tener a todos los países sentados en la misma mesa, porque eso ya lo hacen las Naciones Unidas y no vale la pena duplicarlo. Por eso hay que prestar mucha atención a la lógica del multilateralismo, donde no hay una sola trayectoria para el desarrollo y se hace indispensable el diálogo. Es imposible que 150 o 200 países hablen al mismo tiempo. Esa es mi política.
Cada vez que trabajamos en una región nos asociamos a instituciones de la región. En el caso de África, lo hacemos con el Banco Africano, con UNECA, con UNDP. En América Latina con CEPAL y con CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), en Asia del sureste con el Banco Asiático de Desarrollo. Creo que la política regional ofrece una buena perspectiva, porque es muy útil tener al mismo tiempo a alguien que te da una visión comparativa. Al final resulta que todo se amplía, por ejemplo me decía la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, yo quiero hablar con mis interlocutores latinoamericanos, pero también me interesa Malasia o Túnez. Por eso es importante que haya interlocutores regionales que hablen con otros interlocutores de otras regiones. La dimensión regional también es muy útil.