El plebiscito tiene el beneplácito de Londres, y será la Comisión Electoral británica la que supervise el desarrollo de la consulta popular y de la campaña. Esta es la forma aceptada para que el referéndum sea reconocido a nivel internacional». Hace unos días el Parlamento autonómico de Holyrood empezó a tramitar otro proyecto de ley asociado que permitirá votar a los menores de 16 años que se unirán a los mismos electores registrados en las elecciones autonómicas y locales, es decir, los ciudadanos británicos de la Commonwealth, irlandeses y de la UE residentes en Escocia. También los miembros de la Cámara de los Lores británica que residan en ese territorio y los militares empadronados en Escocia.
Este jueves el ministro principal y líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), que gobierna en mayoría ha publicado una web sobre la independencia y ha presentado ante los diputados el proyecto de ley que regulará la consulta del año que viene. El ministro principal de Escocia ha recordado que el viaje empezó en 1999, tras la llegada de los laboristas a Downing Street, con la devolución de algunas competencias por parte del gobierno central.
Los independentistas defienden que una Escocia independiente puede gestionar mejor sus recursos y evitar los recortes que impone Londres. A un año y medio de ese plebiscito todo hace presagiar que la «batalla» demócrática será intensa. Desde Bruselas recuerdan que un nuevo Estado deberá pedir su adhesión a la UE y Edimburgo insisten en que si se independiza podrá quedarse en la Unión Europea.
Hace unas semanas, el Gobierno británico defendió las ventajas de la autonomía escocesa y consideró que, si el referéndum sobre la independencia es aprobado, Escocia será un nuevo Estado, según un informe elaborado para conocer las implicaciones legales de la consulta. El ministro británico para Escocia, Michael Moore, dijo «sin importar de qué lado del debate uno esté, todos reconocemos que esta será una decisión importante. Es una elección demasiado importante para hacerlo mal y es una elección que debemos tomar sobre la base de la evidencia». El primer ministro británico, que se opone a la independencia, también decía hace unos días que «Escocia está mejor como parte del Reino Unido» que como Estado independiente. «El Reino Unido funciona y funciona bien. ¿Por qué romperlo?», se preguntó David Cameron, que invitó a los escoceses a utilizar «la cabeza además del corazón» al decidir su futuro.
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