POr Thalif Deen
moon, en la Universidad de Harvard el premio Humanitario del Año 2014 se ha referido a la importante conferencia internacional sobre armas nucleares que ha comenzado este lunes en Viena.
La conferencia, se centra en el "impacto humanitario" que provocaría la detonación de una sola de las más de 16.300 armas nucleares que existen en el mundo, casi 25 años después del fin de la Guerra Fría en 1989.
«Una sola detonación de un arma nuclear moderna podría causar destrucción y sufrimiento humano a una escala muy superior a la devastación vista en Hiroshima y Nagasaki», advierte Austria, el país anfitrión del encuentro, en referencia a las bombas atómicas que Estados Unidos arrojó sobre esas dos ciudades japonesas en 1945.
En su discurso de aceptación en Harvard, Ban dijo el martes 3 que el punto de vista humanitario sobre las armas nucleares atrae cada vez más atención. Las dos últimas conferencias sobre el mismo tema se celebraron en Oslo, Noruega, en marzo de 2013, y en Nayarit, México, en febrero de 2014.
Ban ha dicho que la gente se pregunta por qué las potencias nucleares gastan grandes sumas para modernizar sus arsenales en lugar de eliminarlos, algo que se comprometieron a hacer en virtud del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). «¿Dónde están sus planes de desarme? No existen», se lamentó.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, ese país gastará cerca de 355.000 millones de dólares en los próximos 10 años solo para modernizar su arsenal nuclear. Y el coste total estimado para la modernización de las armas en los próximos 30 años asciende a la asombrosa cifra de un billón de dólares.
«Mi esperanza es que la gente salga de la conferencia de Viena con la resolución de eliminar estas armas, no en un futuro lejano como siguen prometiendo los Estados poseedores de armas nucleares, sino en el futuro próximo», nos ha dicho M.V. Ramana, académico del Programa de Ciencia y Seguridad Mundial de la Universidad estadounidense de Princeton.
Del discurso de Ban, Ramana destaca las siguientes palabras: «no hay manos adecuadas para armas equivocadas... todas las armas nucleares son armas equivocadas». «También, y lamentablemente, es acertada la afirmación de Ban de que los Estados poseedores de armas nucleares no tienen planes de desarme», agrega Ramana, autor de 'Bombing Bombay? Effects of Nuclear Weapons and a Case Study of a Hypothetical Explosion' (¿Bombay bombardeada? Las consecuencias de las armas nucleares y el estudio de una explosión hipotética).
«Esperamos que el resultado de la conferencia de Viena refleje la petición de la inmensa mayoría de los Estados, de que debemos adoptar medidas concertadas ahora, como respuesta a la evidencia sobre los riesgos y los impactos de una detonación nuclear», señala Ray Acheson, directora del programa de desarme de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
La conclusión lógica de las reuniones de Oslo, Nayarit y Viena es la puesta en marcha de un proceso diplomático que prohíba las armas nucleares, explica. La conferencia de Viena quizás no inicie un proceso de este tipo, pero puede prepararlo con la presentación de pruebas irrefutables sobre los peligros de las armas nucleares, desafiando la idea de su capacidad para la defensa o disuasión y brindando el espacio para que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil examinen el panorama legal y sugieran formas de avanzar, destaca Acheson.
«Es posible que durante el debate formal en la conferencia de Viena no oigamos mucho sobre la próxima Conferencia de Examen del TNP en abril, pero de eso se trata», explica Joseph Gerson, del Comité de Servicio de los Amigos Estadounidenses.
El éxito de esa conferencia de examen es dudoso debido a la resistencia del P-5, el grupo de países integrado por las primeras cinco potencias nucleares (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, que son también los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU), de cumplir con el artículo 6 que los obliga a iniciar negociaciones de buena fe para eliminar sus arsenales nucleares.
Tampoco Estados Unidos convocó la conferencia que había prometido en 2012 sobre una zona libre de armas de destrucción masiva en Oriente Medio, así que el objetivo del gobierno austriaco es generar un impulso positivo para la Conferencia de Examen, agrega Gerson.
El embajador austriaco Alexander Kmentt reconoce que la abolición de las armas nucleares no puede negociarse sin la participación activa de las potencias nucleares por lo que para conseguir su participación, especialmente de Estados Unidos y Gran Bretaña, han tenido que pagar un alto precio. «El precio que se ha pagado ha sido el compromiso de Austria de limitar la conferencia al discurso didáctico», afirma Gerson.
Aquellos que exijan medidas reales estarán extralimitandose y tendrán poco impacto en las conclusiones que haga el presidente de la conferencia, asegura. «Y será interesante ver si, después de sus boicots de las conferencias de Oslo y Nayarit, la presencia de las potencias nucleares angloamericanas llevará a algunos a morderse la lengua», añade.
Gerson también pronostica que la conferencia de Viena podrá reforzar el compromiso de algunos en aras de la abolición, pero que los hombres y las mujeres en el poder, así como la mayoría de la humanidad, ya saben lo fundamental desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
«La mayoría hablará diplomáticamente, pero la hipocresía de lamentarse por las consecuencias humanas de las armas nucleares, mientras que Washington gasta un billón de dólares para modernizar su arsenal nuclear..., Gran Bretaña se prepara para reemplazar sus (misiles) Trident y Rusia depende cada vez más de su arsenal nuclear frente a la expansión de la OTAN, tendrá mucho peso durante la conferencia» en Viena, advierte.
Según el gobierno de Austria, se cree que nueve Estados, el P5 más Corea del Norte, India, Israel y Pakistán, poseen armas nucleares, pero «como la tecnología nuclear está cada vez más al alcance, más Estados, e incluso actores no estatales, aspirarán a desarrollar armas nucleares en el futuro».
El próximo año se conmemorará el 70 aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, pero «debemos recordar que 2015 también será el 70 aniversario del movimiento pacifista antinuclear», recuerda Ramana.
«Así como las armas nucleares no han desaparecido, tampoco el movimiento contrario a estas armas de destrucción masiva lo ha hecho», subraya.