El documento, el primero publicado por el IPCC desde 2007, se presentó parcialmente el viernes en Estocolmo (Suecia) y se ha publicado íntegro este lunes con dos grandes novedades: mayor certeza de causas humanas y mayor capacidad de previsión de cambios extremos en la meteorología. Porque, si en algo están de acuerdo los científicos, es en que habrá en los próximos años un aumento de olas de calor, sequías, inundaciones y subidas del nivel del mar si no se toman medidas eficaces para reducir las emisiones de los gases contaminantes que provocan el efecto invernadero.
Según el informe del Grupo de Trabajo I del IPCC, el nivel del mar podría subir entre 26 y 82 centímetros a finales de siglo, una horquilla mayor que la apuntada en 2007, cuando se hablaba de una subida de entre 18 y 59 centímetros.
El informe insta por esto a todos los países a implementar estrategias de mitigación de gases de efecto invernadero más agresivas para evitar que la temperatura global de la Tierra supere los 2º de aumento en 2100, un escenario nada deseable por la desertización, deforestación, pérdida de hábitats, escasez de agua y crisis humanitaria que puede desencadenar.
Para los expertos del panel éste es sólo uno de los escenarios posibles, si bien el más probable, pero también, en función de cómo se comporten las emisiones y su reducción en los próximos años podríamos vivir en el escenario más pesimista, el que asegura que si las emisiones de C02 se duplican, la temperatura puede aumentar en más de 4º, lo que para los científicos sería «catastrófico para las personas y para el planeta».
El informe asegura que las olas de calor serán más frecuentes en prácticamente todas las latitudes del planeta y las sequías una realidad en el Mediterráneo y las regiones occidentales de África.
La UE apoya la urgencia en la reducción de emisiones
Entre las recomendaciones a los políticos está la de «comenzar lo más rápido que sea posible el camino a la energía 100 por 100 renovable» y prestar especial atención a la protección de bosques, océanos y recursos hídricos de los que, en un futuro no muy lejano, dependerá totalmente la economía.
«Todavía podemos prevenir los peores efectos del cambio climático y dejar a nuestros hijos y sus hijos un planeta decente. Pero necesitamos gobiernos que actúen como bomberos y no como pirómanos. (...) Necesitamos asegurar que escucharán la llamada de emergencia del AR5 y que tomarán las decisiones correctas en el tiempo adecuado», concluye el informe.
El informe, una parte del que será el V Informe del IPPC, será estudiado por los gobiernos de todo el mundo para llegar a un acuerdo multilateral vinculante en 2015, que no será efectivo hasta cinco años después. Por este motivo, los científicos alertan de que «si en 2015 se plantea como objetivo mantener el incremento de la temperatura por debajo de 2 grados centígrados pero no se aplica hasta 2020, habrá que esperar demasiado para empezar a limitar las emisiones y será muy tarde o muy costoso en comparación con los resultados que se pueden obtener si empezamos a esforzarnos ahora».
Como reacción al informe, la Comisaria Europea por el Clima, Connie Hedegaard, ha dicho que ''la cuestión no es si hay que creer en el cambio climático o no. La cuestión es si confiar o no en la ciencia». Hedegaard, en referencia a los negacionistas, ha añadido que «el día en que todos los científicos, con un 100 % de certeza, nos adviertan contra el cambio climático ya será demasiado tarde. Si su médico le dice que está un 95 % seguro de que su enfermedad es grave y le insta a buscar ayuda de inmediato... ¿Por qué debemos asumir mayores riesgos cuando es la salud de nuestro planeta la que está en juego?».
Europa, asegura la Comisaria, seguirá al frente de la lucha contra el cambio climático con una legislación ambiciosa de forma que «estamos reduciendo nuestras emisiones de forma considerable, ampliando las energías renovables y el ahorro energético».
El cambio climático es un elemento central del nuevo programa marco europeo «Horizon 2020», centrado en la investigación para el que el 35 % de los recursos financieros se destinarán a actividades y estudios relacionados con el clima .
España en el ojo del cambio
La Oficina Española de Cambio Climático ha recibido con entusiasmo el informe porque, con palabras de su directora, Susana Magro, «marca la senda por la que deben caminar los países para alcanzar un acuerdo global contra el cambio climático en París en 2015 y que el camino son las energías limpias».
Magro ha destacado que el informe es «concreto y sencillo de entender» y «ratifica» lo que los responsables políticos deben hacer para luchar contra el cambio climático, es decir «hay que cambiar el modelo energético por otro de energías limpias», ha destacado.
En este sentido, la directora de la Oficina Española ha asegurado que «aunque España está aún en un momento económicamente complicado, va a cumplir el compromiso con la UE porque aún quedan siete años y hay que trabajar en ese horizonte».
La Oficina Española de Cambio Climático, ha asegurado su directora, dispondrá de una partida de 14 millones de euros para políticas y proyectos para la reducción de las emisiones, cuatro más que en 2013. Magro ha recordado que «con los proyectos clima de 2012, con una partida de solo 4 millones de euros, se logró evitar 800.000 toneladas de CO2».
Sobre la importancia de la implicación en esta senda de reducción de los gobiernos de todo el mundo, uno de los autores principales del capítulo 5 del informe, Fidel González, ha dado la clave: «¿Qué consideran los gobernantes que es importante hoy en día?». Con esto, González se refiere a que un objetivo del informe es proporcionar una visión lo más clara posible de qué se sabe hoy y, en función de eso, cuáles son las previsiones de futuro, «esa es la responsabilidad de los científicos» pero «es responsabilidad de la sociedad, las instituciones y los políticos tomar las decisiones».
Lo cierto es que las previsiones del informe del IPCC no son nada alentadoras para España que será uno de los países del mundo más afectados por el calentamiento del planeta: a lo largo del siglo, sus temperaturas máximas podrían subir hasta 8 grados y la cantidad de agua anual reducirse en un 40%, por el descenso de las lluvias. Esto supone tener veranos de casi 50º y una desertización severa en gran parte de la Península Ibérica.
Según los expertos, con la reducción del caudal de los ríos, la contaminación del agua aumentará y la producción agrícola podría caer un 20 % y el PIB perdería un 10 %. Si nos centramos en el medio ambiente, más del 50 % de las especies salvajes que ahora viven en nuestro país podrían extinguirse.
Para la ONG Ecologistas en Acción, el informe llega en un momento de «inmovilismo político, a nivel estatal e internacional, respecto al mayor problema que afecta al planeta» y por éso, en el caso español, la organización «reclama acciones decididas empezando por el sector eléctrico».
Las predicciones sobre el futuro dependen en de las medidas que se tomen pero «es necesario actuar con contundencia y determinación a nivel global», reclaman los ecologistas en un comunicado, «para mantener en niveles seguros las emisiones mundiales». Objetivo que se conseguiría si las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaran su máximo en el año 2015 como muy tarde y, a partir de ese momento, comenzaran a disminuir considerablemente.
En el caso del Estado español, señala la ONG, esto «es aún más urgente porque las políticas desarrolladas hasta el momento agravan el problema en lugar de presentar siquiera un atisbo de solución» y en este sentido se refieren a «la reforma del sector eléctrico que se debatirá hasta diciembre en las Cortes y que, en lugar de promover el ahorro, la eficiencia y las energías renovables opta por continuar quemando combustibles fósiles y desincentivar el ahorro y el autoconsumo».
Para Ecologistas en Acción es esencial replantear el sistema de transporte, la agricultura, el consumo y el ahorro energético en edificios, para reducir la factura energética y el impacto medioambiental y son las administraciones públicas las que tienen la responsabilidad de impulsar un cambio de modelo porque la ciudadanía no puede esperar más.
El IPCC es el organismo internacional que evalúa la información científica, técnica y socioeconómica relevante para la comprensión del cambio climático. Sus informes de evaluación significan el consenso de miles de científicos de todo el mundo y se basan en estudios revisados y publicados y en literatura científica y técnica que abarca varias líneas de análisis y bases de datos. Su IV Informe de Evaluación del IPCC compartió el Premio Nobel de la Paz en 2007 con el ex vicepresidente de EE.UU., Al Gore.