Las perspectivas de las que parten para elaborar el encaje de bolillos que son los presupuestos de todo un país durante un año son halagüeñas: el crecimiento de la economía al 1,5 por ciento y una caída de la tasa de paro del 13,4 por ciento (frente al 13,9 actual). Pero la deuda pública, que alcanza el 130 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), sigue siendo la losa que marcará los gastos y las inversiones, así como los recortes, del fin de la legislatura del Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho.
El próximo año hay elecciones generales y el resultado de estos presupuestos jugará un papel relevante en las urnas. A pesar de ello, el primer ministro ha afirmado que «evidentemente, éste es un presupuesto realista y no está hecho pensando en las elecciones». La ministra Albuquerque ha recordado que «por primera vez desde que se unió al euro, Portugal presentará un déficit por debajo del 3 por ciento» (concretamente del 2,7 por ciento), algo que es «un hito clave para la sostenibilidad de las finanzas públicas». Ideas como «esperanza» y «más poder de compra» muestran el optimismo de las previsiones de la responsable de Finanzas.
Más impuestos
Habrá modificaciones de impuestos: suben los del tabaco, el alcohol o los combustibles y bajan por ejemplo la tasa que pagan las empresas por cada empleado. En suma, la carga fiscal soportada por la ciudadanía portuguesa llegará al 37 por ciento del PIB, según informan los medios lusos, un máximo histórico. Lejos de la distensión que se esperaba. Devoluciones de tasas pagadas por los rendimientos del trabajo o la congelación en las bajadas de las pensiones más altas y el aumento del 1 por ciento en las mínimas son algunas de las medidas que han tenido más eco mediático.
Por otro lado, el Ministerio de Sanidad contará con 154 millones de euros más, rompiendo así la tendencia de cortes en los últimos tres años. En cambio, en Educación continúa la bajada de presupuesto: el próximo año habrá 700 millones de euros en un sector público abonado a las quejas en los últimos meses: despidos de profesores, cierre de escuelas, alumnas y alumnos con dificultades para ir al colegio, así como barracones de obra convertidos en aulas. «Perpleja y estupefacta» se ha quedado la comunidad escolar con este nuevo recorte, según informa el diario Público. El Ministerio de Administración Interna también pierde 49 millones.
El proyecto presupuestario que ha sido presentado en la Asamblea deberá ser debatido y votado en las próximas semanas. Todo indica que la oposición (muy crítica con la continuidad de la austeridad) no podrá frenar los planes de una coalición de Gobierno, formada por los socialdemócratas del PSD y los democristianos del CDS-PP. Eso sí, el Tribunal Constitucional podrá hablar y paralizar varias medidas como ya hizo el año pasado anulando varias decisiones auspiciadas por la troika. De hecho, el propio texto presupuestario recoge que la interpretación del Alto Tribunal coloca fortísimas restricciones a la adopción de mecanismos eficaces de reforma y estrecha excesivamente la acción del poder legislativo y ejecutivo.